Tres de diciembre del 2002. Una fecha para la historia extremeña. En la finca Valdigüelo, entre San Vicente de Alcántara y Alburquerque, se abre por primera vez una fosa común del franquismo en Extremadura. En ella, los restos de 27 alburquerqueños fusilados en 1936. Sesenta y seis años después, el Alzheimer colectivo se cura.

Pero sólo es el primer paso. Las fosas de Llerena, Castuera, Talarrubias, Mirandilla y Berlanga, todas ellas en la provincia de Badajoz, serán las próximas en las que actuará la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. El objetivo en todos los casos es identificar a través del ADN los restos de los fallecidos.

Paralelamente, el colectivo local de esta agrupación en Mérida iniciará el día 19 en el Albarregas un ciclo de conferencias en los diferentes institutos para explicar a los adolescentes los hechos acaecidos en la capital emeritense durante la guerra civil. Además, ha abierto una cuenta en Caja de Extremadura para poder levantar un monumento en memoria de los fusilados.