Una obra que no se ve, otra que se canta y una tercera poéticamente declarativa. Es teatro, desde luego. Los momentos álgidos del Festival de Teatro y Danza Contemporáneos de Badajoz insertados en medio de un puente festivo que casi ha ahuyentado la cultura en la región. Afortunadamente quedan Brecht, Juan Ramón Jiménez y Jesús Campos.

El próximo año Atalaya cumplirá 25 años sobre las tablas. La compañía sevillana es una de las escasas de España que se mantienen intactas desde sus orígenes. "Como no tenemos actores famosos que salen en televisión, recurrimos a autores famosos en nuestros montajes", explica el fundador y director Ricardo Iniesta.

Su versión de La ópera de tres centavos , de Bertold Brecht, que llega hoy al festival, es uno de esos momentos de teatro total en el que el espectador puede disfrutar de la música en directo de Kurt Weill, del humor, de la danza y de la interpretación.

El mundo del hampa protagoniza esta obra estrenada en 1928, y que revolucionó la idea del musical y dejó huella en el teatro posterior, según Iniesta. En un ambiente de cabaret se dan cita la corrupción, la prostitución, la explotación de la pobreza, temas que entroncan con la actualidad de tal manera que la obra "parece escrita ayer mismo".

Además, es la primera vez que La ópera de tres centavos sale de gira por España. El director de Atalaya explica que las cinco veces que se ha montado en España, todas en Cataluña, no se ha visto fuera de Barcelona y Madrid.

El montaje de la compañía andaluza ha visitado 39 provincias y aún le queda recorrido hasta abril. En este mes abordará la obra que conmemorará los 25 años de Atalaya y que, tras su estreno en Sevilla, se representará seguramente en el Festival de Teatro Clásico de Mérida.

Es una versión del mito de Ariadna, basada en diversos textos clásicos que abordan este personaje. Con él cerrará una trilogía que Atalaya ha dedicado al teatro griego compuesta además por Electra y Medea , esta también estrenada en Mérida en el 2004.

El poeta en su laberinto

La segunda cita del fin de semana lleva el nombre de un poeta que ganó el Nobel de Literatura en 1956. Me llamo Juan Ramón Jiménez es un recorrido singular por la biografía del autor de Platero y yo . A la búsqueda de quién fue este poeta se lanza un hombre del mismo nombre que el escritor español y que ha nacido el mismo día que este, pero años después.

Salvador Collado propone una visión poética de los hechos que marcaron la trayectoria del escritor. En escena dos enormes actores: María Jesús Valdés y Fernando Delgado, que interpretan cuatro papeles: los del escritor y su esposa, Zenobia Camprubí, y los del investigador y un guardia que conoce al poeta.

Para componer esta especie de biografía teatral, Salvador Collado ha recurrido a los propios textos del autor de Diario de un poeta recién casado y a proyecciones en escena que trasladan la experiencia visual al terreno de la poesía del onubense. Poemas, cartas, aforismos y otros escritos repasan recuerdos de los padres, de compañeros, de Moguer, su localidad natal, de sus maestros, del mar...

Tras su estreno español, el montaje ha podido saltar a Argentina, con intérpretes argentinos, pero bajo la dirección de Collado.

El espectador que entre el domingo en el teatro López de Ayala no verá nada hasta el final de A ciegas . Nada quiere decir nada. Estará completamente a oscuras. Eso sí, escuchará diálogos, sonidos, ruidos. Cuando se enciendan las luces y pueda ver por fin, entenderá enteramente esta obra y unirá los hilos que ha ido recogiendo durante la función.

Es un experimento, desde luego, pero un experimento con humor, con emociones fuertes. Una originalidad de Jesús Campos, Premio Nacional de Literatura Dramática en el 2001.

Estamos en guerra. Dos personas hablan entre sí en una casa a oscuras debido al toque de queda. A lo lejos se escuchan bombardeos, disparos. Parece una situación dramática, pero no. Al menos en buena parte de la obra. Hay momentos cómicos, situaciones sainetescas. No puede avanzarse mucho más de la trama porque forma parte del juego que propone Jesús Campos.

A ciegas surgió de un momento de crisis creativa del dramaturgo. "Uno siempre está en crisis y en aquel momento no sabía qué hacer --explica Jesús Campos, autor y director de A ciegas --. Pensé en escribir un guión de radio con una historia que precisamente ocurriera en la oscuridad, muy propicio para este medio. En un momento determinado me pregunté si en lugar del guión podría escribir para el teatro esa historia. Me resultó estimulante y a partir de entonces no tuve otra intención".

Oscuridad y luz son los elementos que se ven en este montaje. Fácilmente se concluirá que la obra plantea una metáfora. "Es una manera de explicar la humanidad, de la aventura del hombre sobre la tierra", afirma Campos. Pero nada de filosofías. "La filosofía es para los filósofos. Yo no quiero serlo". Así que el humor cruza este montaje que adquiere tonos más sombríos al final. "Es cierto que la gente también se ríe por la tensión nerviosa que provoca estar a oscuras", concede el autor.

Aunque es un experimento ("cada vez que se me ocurre algo que no es pertinente me empuja a escribir") no está nada alejado del público.

"La experimentación que no atraiga al espectador es una paja mental", afirma el autor de A ciegas . "Cuando escribo, me divierte pensar qué es lo que va a pasar con el espectador, qué va pensar, cómo se va a emocionar".