La tendencia clara de los precios de la tierra en toda España es al alza desde 1997, cuando el Ministerio de Agricultura cambió la metología de su estudio. Se percibe un incremento más intenso en las parcelas de cultivo frente a las de aprovechamiento (prados y pastos) y en el secano frente al regadío. Olivar y viñedo son los cultivos que más se han encarecido.