Solo tres tramos de carretera se señalizarán en Extremadura como tramos de alta concentración de accidentes (TCA), según acordó ayer la Subcomisión de Análisis de Infraestructuras Viarias de la región, que se celebró en Cáceres. En los otros cuatro existentes se ha decidido no hacerlo porque ya se están realizando mejoras para reducir su siniestralidad.

Tras la reunión entre representantes de la Delegación del Gobierno, la Dirección General de Infraestructuras de la Junta, las dos jefaturas provinciales de Tráfico y la Comandancia de la Guardia Civil, se insistió en que esta medida está orientada a reducir la siniestralidad de estos puntos conflictivos mediante una mejor señalización y acondicionamiento de la vía. La iniciativa responde al convenio firmado entre los ministerios de Fomento e Interior para señalizar todos los tramos de alta accidentalidad existentes en España.

Fernando Solís, subdelegado del Gobierno en Cáceres, insistió en la necesidad de diferenciar entre TCA y puntos negros. Los primeros, según explicó, hacen referencia al tramo de un kilómetro en el que durante el último año se han registrado más accidentes que la media de los cinco años previos. Estos serán los que se señalizarán por parte de Fomento.

En Extremadura finalmente solo serán tres: en la N-430 (Badajoz-Ciudad Real), entre los kilómetros 100-101, a la altura de Hernán Cortés; y en la N-432 (Badajoz-Córdoba), entre los kilómetros 109 y 110, junto al cruce de Llerena; y del kilómetro 110 al 113. Ahora esta comisión trasladará su propuesta al ministerio, que será el encargado de realizar la obra pertinente.

PUNTOS NEGROS Sobre los puntos negros --"tramos de 100 metros en los que se han registrado tres o más accidentes con heridos o muertos", Fernando Solís destacó que en el último año se han reducido de los 15 resultantes del 2007 a solo cinco que quedan al cierre del 2008.

El punto negro más peligroso de la región, donde se han producido 18 accidentes --cinco con víctimas--, está en el kilómetro 100 de la carretera Ex-206, en un tramo semiurbano junto al Hospital de Don Benito (se va a construir una glorieta y se instalará un paso elevado de peatones). Otros puntos críticos son el 23,400 de la N-435, donde también se hará una glorieta y se mejorará la iluminación, y en el 3,400 de la BA-154, donde se reforzará la señalización y el peralte de la curva.

En la provincia de Cáceres, que ha reducido sus puntos negros de cuatro a dos, se mantiene la alta siniestralidad en el Camino General 9 de la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) entre Tiétar y Navalmoral de la Mata. En esta carretera, donde ya se han comenzado a realizar controles de alcoholemia --por la frecuencia de accidentes los fines de semana por las tardes y por la noche-- está prevista una reforma completa para que posteriormente pase a depender de la Junta de Extremadura.

El otro tramo conflictivo está en la Ex-203, que es la vía que comunica Plasencia con la comarca de La Vera. Los problemas proceden del kilómetro 2,800, donde existen varios accesos a urbanizaciones y chalets. Según Solís, aquí se va a prohibir girar a la izquierda, se incrementará la señalización y se reducirá el límite de velocidad.

MAS RADARES Tras la reunión de ayer la Subcomisión de Infraestructuras Viarias valoró positivamente el descenso de muertes en las carreteras extremeñas durante el pasado año. En este sentido, Fernando Solís recordó que se ha pasado de los 114 fallecidos en accidentes de tráfico en el 2007 a los 97 del 2008.

Para seguir avanzando en este ámbito, los jefes provinciales de Tráfico de Cáceres, Cristina Redondo, y Badajoz, Antonio Marín, avanzaron que se está estudiando la instalación de nuevos radares fijos en la región --ya existen 20, nueve en Cáceres y 11 en Badajoz--. En el primer caso, Cristina Redondo explicó que se está estudiando la ubicación y el número, mientras que su homólogo pacense adelantó que en Badajoz se colocarán entre 10 y 12 cabinas más en los próximos tres años.

Ante las críticas que origina entre la población el uso de este tipo de mecanismos, Fernando Solís subrayó que los radares fijos de velocidad no se utilizan para recaudar más, que están ubicados en tramos que han sido especialmente conflictivos y que está comprobada su efectividad para reducir las cifras de siniestralidad.