Esta vez la energía fotovoltaica tendrá más posibilidades. Esta es la impresión que tienen en la Unión Española Fotovoltaica (Unef) tras la publicación el pasado sábado del decreto que recoge la convocatoria de una nueva subasta para asignar 3.000 megavatios de potencia a través de instalaciones renovables. La puja se celebrará probablemente en julio y a ella solo tendrán acceso esta tecnología y la eólica.

Los criterios para la adjudicación serán los mismos que en la subasta celebrada en mayo y que acaparó prácticamente en su totalidad la energía eólica: en primer lugar primará el máximo descuento ofrecido y, en caso de empate, se tendrá en cuenta el mayor número de horas de funcionamiento, un criterio que favorece a la eólica, en marcha día y noche.

Sin embargo, la principal razón para que ahora haya un mayor optimismo en Unef que en la anterior puja es que esta vez la norma incluye la posibilidad de incrementar el cupo de potencia establecido con todas aquellas ofertas que tengan el mismo sobrecoste para el sistema que la última oferta adjudicada, siempre que dicho sobrecoste sea nulo e inferior al valor que se establezca en la cláusula.

«En principio, lo que viene a solucionar esta cláusula es una injusticia de la anterior subasta que hizo que quedaran fuera de ella proyectos que ofertaban el mismo precio que otros que sí consiguieron entrar», precisa José Donoso, director general de Unef. No obstante, agrega, se está a expensas de dónde ponga el tope la citada cláusula confidencial. «Creemos que lo justo es que todas las ofertas que empaten y no supongan un sobrecoste para el sistema acaben entrando. Es lo que España necesita para cumplir el objetivo del 20% de renovables en 2020», esgrime.

La otra razón que lleva a Unef a valorar más positivamente la próxima puja es que el alto número de ofertas fotovoltaicas que se quedaron fuera del anterior procedimiento —los proyectos eólicos se llevaron el 99,3% de la potencia— facilitarán que esta tecnología concentré en esta ocasión una mayor parte de la oferta que se ponga encima de la mesa.

Mucho más negativa es la valoración que hace la Junta de Extremadura de esta nueva adjudicación. Fuentes de la Consejería de Economía e Infraestructuras aseguran que «presenta un panorama igual de negativo que la anterior subasta. Los criterios de adjudicación no han variado y nos tememos que nuevamente la tecnología eólica será la gran beneficiada frente a la fotovoltaica».

Alegaciones

El Ejecutivo regional ha presentado una serie de alegaciones, a esta convocatoria, igual que hizo con la de mayo pasado, y que entonces no se tuvieron en cuenta por parte del Gobierno central. Según detalla la Junta, estas alegaciones están fundamentadas en varias cuestiones. En primer lugar, considera necesario que el producto a subastar sea la energía generada y no la potencia instalada.

Además, defiende garantizar la estabilidad de los precios a percibir porque el hecho de que sean revisables crea inseguridad, al tiempo que critica que, en caso de empate entre ofertas, se utilice el parámetro del número de horas equivalentes, porque beneficia a la energía eólica frente a la fotovoltaica. Por último, reprocha que en la subasta no se contemplan la biomasa y la termosolar, por lo que solicita para ellas pequeños cupos especiales.