Los familiares de los pacientes pero también médicos, enfermeros, celadores y el resto de empleados de los hospitales extremeños van a tener que reprimir sus ganas de encender un cigarrillo a partir del próximo mes de enero. Será entonces cuando entre en vigor la nueva ley antitabaco, que a la prohibición de fumar en la práctica totalidad de los espacios públicos cerrados, suma además la de hacerlo en otros al aire libre, como los parques y lugares de ocio infantil, los colegios y los recintos hospitalarios. La prohibición, que se impone por "pedagogía sanitaria", acabará con la habitual imagen de gente fumando a las puertas de estas instalaciones sanitarias. Esta es, a día de hoy, la situación en los principales hospitales extremeños.

Cáceres

Viernes pasado, poco antes del mediodía, en el Hospital San Pedro de Alcántara. Una decena de personas permanecen en uno de sus accesos principales. La mayoría de ellos fuma, habla por el móvil o hace ambas cosas. Pedro es uno de los que está dando unas caladas. Ha venido acompañando a su mujer, a la que le van a hacer unas pruebas. "¿Tampoco se va a poder fuera?", se sorprende. "Pues a este paso, no sé dónde nos vamos a tener que ir", añade. Todos sin excepción van apagando el pitillo antes de pasar por la primera de las dos puertas automáticas, aunque, eso sí, más de uno se olvida de que existen ceniceros a la hora de deshacerse de las colillas. A la inversa, los fumadores que van saliendo del centro, algunos ya con la cajetilla en la mano y cierta cara de ansiedad, no emplean el mechero hasta estar fuera.

"Vive, respira", exhorta un cartel nada más entrar en el hospital. Por su puesto, no hay nadie fumando en la recepción, las salas de espera o en el espacio reservado para las máquinas de vending . Y en las papeleras, pues eso, papeles y algún envoltorio, pero ni resto de colillas.

Badajoz

En los hospitales de Badajoz no se fuma. Es la conclusión que se obtiene en una visita a primera vista a las dependencias sanitarias. A la entrada se ven los carteles que indican que estamos en un "espacio sin humo. Prohibido fumar", por encima de ceniceros de pie que rebosan colillas y, normalmente, rodeados de hombres y mujeres que fuman, compulsivamente unos, y tranquilamente otros.

Los vestíbulos, los servicios, las escaleras, los huecos y espacios perdidos, y las cafeterías, se muestran limpios de restos de tabaco, pero siempre queda algún lugar, alguna zona, donde los más necesitados encuentran la suficiente tranquilidad alejados de miradas escrutadoras para echar un pitillo. Normalmente son balcones o terrazas, o bien en los servicios, aunque no dejen los restos en su interior, sino que los arrojan por la ventana.

Así es como se pueden ver rincones de terrazas cargados de restos de cigarrillos, sobre todo las zonas que caen bajo estas y bajo ventanas de los WC, donde se acumulan las pruebas del delito . Aunque a simple vista a nadie se le ocurriría fumar delante de otras personas en un centro sanitario, a decir de algunos profesionales, son precisamente algunos de ellos los que suelen fumar a escondidas, bien en los servicios sin dejar rastro, o bien saliendo a la calle o a terrazas para hacerlo.

En la zona de consultas externas del Infanta Cristina solo se ve el tabaco en los ceniceros de la entrada y a personas que fuman, fuera del edificio. Ya dentro, sí se descubre una terraza en la séptima planta con numerosas colillas. En la zona de cafetería, más carteles de espacio sin humo y ningún rastro. La situación es similar en la puerta principal y en la de Urgencias, donde suele haber grupos de personas fumando bajo el porche o bien en el parque que hay delante del edificio, donde los ceniceros están repletos. En el Materno Infantil y en el Perpetuo Socorro la situación se repite.

Mérida

Teresa Barragán es de Plasencia, pero lleva "viviendo" un mes y medio en el Hospital de Mérida,