El funcionario que estaba de guardia en el módulo 4 la noche del pasado viernes al sábado en el Centro Penitenciario de Badajoz, escuchó a las 00.22 de la madrugada un ruido extraño que le hizo inspeccionar las celdas. De este modo se percató de que los dos internos que compartían la celda número 110 no estaban y que los barrotes de la ventana, horizontales, habían sido forzados con una palanca. Enseguida avisó al jefe de servicio y éste a la policía poniéndose en marcha el dispositivo de seguridad de la prisión.

Los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que custodian el centro, mediante los sistemas electrónicos de vigilancia, detectaron a dos individuos que trataban de alcanzar el muro perimetral del recinto, por lo que activaron las alarmas y se movilizaron todos los funcionarios y policías tanto del interior como del exterior. Se dirigieron al lugar donde se encontraban los dos individuos que trataban de ganar el muro y los alcanzaron en el foso que hay entre los muros interno y externo de la prisión, en la zona denominada paseo de ronda, según fuentes de prisiones.

PENAS POR ROBO Los agentes trasladaron a los reclusos al interior del módulo al que pertenecían y los entregaron a los funcionarios de prisiones encargados de la custodia interior.

El director del centro, Carmelo Charfolé, explicó a este diario que los presos son dos jóvenes de 26 y 27 años que proceden de otras comunidades autónomas y que cometieron sus delitos fuera de Extremadura. En la actualidad cumplen condena por delitos de robo. Ninguno de ellos está considerado como conflictivo o peligroso y ambos comparten celda en el módulo 4, que es el habitual para los internos en segundo grado.

Este módulo lo consideran algunos funcionarios como el de los menos adaptados a la vida penitenciaria sin que lleguen a ser peligrosos ni conflictivos, según un testimonio recogido por este diario. Los internos son T. F. y B. C.. Uno había sido trasladado antes del módulo 1 al 4 y el otro había llegado al centro pacense desde otra prisión.

Los presos fueron interceptados por los agentes sin que opusieran resistencia. La policía que vigila el exterior de la prisión no detectó presencia alguna en las inmediaciones, en el recorrido de inspección que se hizo por si hubiera alguna persona o vehículo esperando a los presos.

Los reclusos tuvieron que dar un salto "bastante grande" desde la ventana de su celda a un tejado próximo, desde el que tuvieron que saltar a un patio interior para después superar la tapia del interior y llegar a la zona de ronda, pero no les dio tiempo a escalar el muro exterior, su último obstáculo, según fuentes consultadas.