Comisiones Obreras protagonizó en la jornada de ayer sendas concentraciones de protesta de los funcionarios de los centros penitenciarios de Cáceres y Badajoz contra la masificación de las cárceles y en demanda de más personal. Con el apoyo del Sindicato Unificado de Policía, reclamaron una convocatoria de oferta pública de empleo que permita que haya 3.000 nuevos funcionarios de prisiones y que se cumplan los acuerdos para la mejora laboral, firmados con la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, hace cuatro años.

El responsable de Administración General del Estado de Comisiones Obreras en Badajoz, Francisco Luis Jiménez, señalaba ayer que "se está produciendo un colapso en la cárcel pacense, ya que el número de internos ha crecido un 40% y el de funcionarios solo un 15". CCOO cree que la Dirección General quiere llevar al colapso para justificar una privatización de las prisiones. La situación genera, según CCOO, "un elevado nivel de estres en los trabajadores" y una gran inseguridad, ya que "dos funcionarios se encargan de módulos con más de 150 reclusos, entre los que cada vez hay más peleas". El responsable de CCOO informó ayer a este medio de que su sindicato entregará hoy un escrito en la Delegación del Gobierno para pedir que la delegada, Carmen Pereira, interceda por ellos.

El director de la prisión pacense, Carmelo Charfolé, afirmaba ayer que la ratio entre funcionarios y reclusos de este centro es adecuada ya que hay "uno por cada cuatro internos". Charfolé aseguró que nunca se deja solo a un funcionario en un módulo, salvo escasos minutos "puntuales" en épocas como verano en las que hay menos personal.

En Cáceres la protesta reunió a una veintena de funcionarios y sindicalistas que portaron una pancarta con el lema "contra el hacinamiento en los centros penitenciarios extremeños y por el incremento de las plantillas".

INCIDENTE Como ejemplo de la situación que viven, dos funcionarios de la cárcel de Badajoz resultaron heridos la noche del pasado miércoles al reducir a un recluso que sufrió un ataque de ira y provocó destrozos en su celda. Alrededor de las 23.00 horas, cuatro funcionarios de prisiones acudieron a una de las celdas de la prisión porque un interno había destrozado parte de la estancia. El preso había roto la carcasa del fluorescente de luz para sacar los cables e intentar provocar un cortocircuito con agua.

Al reducir al interno, "para garantizar su propia integridad", como indican compañeros de los funcionarios, uno de los trabajadores se cortó en la mano con la carcasa, por lo que recibió cuatro puntos de sutura, y otro sufrió un esguince en la pierna. Los otros dos recibieron golpes.