El Ministerio de Medio Ambiente ha dado por concluida oficialmente la sequía en Extremadura. Ayer, la responsable de este departamento, Cristina Narbona, presentó ante el Consejo de Ministros un informe hidrológico en el que daba cuenta de la situación de las reservas de agua en las distintas cuencas.

Según dicho informe, las lluvias de octubre y noviembre han permitido que en tres zonas --Ebro, Tajo y Guadiana-- haya desaparecido la situación de alarma por falta de agua, excepto en algunas partes del Ebro y en el área de la cabecera del Tajo, lo que supone, según este documento, que el Gobierno "haya decidido derogar las medidas excepcionales por sequía" en esas zonas. Se mantiene en cambio la situación extrema en las cuencas del Júcar y el Segura, mientras, por el lado contrario, se evalúan los daños de las inundaciones en Galicia, Castilla y León y Andalucía.

De este modo, Extremadura ha sido una de las regiones más beneficiadas por las precipitaciones del arranque del otoño, y las reservas de agua embalsada han crecido en 2.750 hectómetros cúbicos en apenas tres meses.

Así, si cuando empezó el año hidrológico los pantanos de la región contaban con poco más de 7.000 hectómetros cúbicos, ya rondan los 10.000 hectómetros cúbicos. Además, el aumento de reservas ha permitido aliviar la situación en zonas donde se estaba al límite.

Este es el caso de la Mancomunidad de Tentudía, cuyo pantano apenas contaba con un 15% de agua sobre su capacidad al finalizar agosto. En este momento ronda el 70%. Más relevante ha sido el cambio en Guadiloba, de donde se abastece Cáceres, que pasó de estar en niveles que hacían temer por el suministro a tener que soltar agua para evitar riesgos por exceso de reservas.

Otra consecuencia es la mejoría en las posibilidades de producción de energía hidroeléctrica. Si a finales de agosto en la región la posibilidad se limitaba a 843 gigavatios por el bajo nivel de los embales, ahora se sitúa en más del doble.