Quien quiera que se cumpla la reducción de emisiones contaminantes establecidas por el protocolo de Kioto, eliminar la energía nuclear y no construir más pantanos debe estar dispuesto a vivir "como en la edad de bronce, sin energía de ningún tipo". Así al menos lo piensa Javier Gómez Navarro, exministro socialista de Comercio y Turismo en los noventa y actual presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio de España, que estuvo ayer en Mérida, donde ofreció una charla sobre Las administraciones públicas y la competitividad de las empresas , organizada por la Confederación Regional Empresarial Extremeña (Creex) y las Cámaras Oficiales de Comercio e Industria de Cáceres y Badajoz.

Ante una representación del mundo político, empresarial, social y universitario de la región, Gómez Navarro enumeró los que considera como principales escollos a los que se enfrentan en estos momentos los empresarios españoles y, aunque el diagnóstico que planteó fue bastante crítico, se mostró optimista de cara a la capacidad de la sociedad y de las empresas del país para, como en ocasiones anteriores, resolver estas dificultades, pero para ello "la administración tiene que resolverle algunos problemas". Entre los más serios, y que deben resolverse según dijo sin demorarse más allá de la presente legislatura, citó, entre otras, la administración de justicia aplicada al mundo empresarial, el sistema educativo, la financiación de la seguridad social, la burocracia, o la producción energética.

ENERGIA NUCLEAR Sobre el tema energético, dijo que no puede dar una solución al respecto, aunque se mostró firme al apoyar la continuidad de, al menos, las plantas en activo. "No se pueden cerrar las centrales nucleares", porque no se podría dar respuesta a la demanda de consumo, tanto de ciudadanos como de las empresas, dijo Gómez Navarro, quien subrayó que todo modelo a de producción energética implica un impacto ambiental, una premisa a partir de la cual, indicó el ex ministro, "hay que explicar a los ciudadanos la realidad y los costes de los diferentes sistemas".

Aparte de las necesidades de consumo energético, "el mayor problema que tiene la sociedad española es la Justicia, y desde el punto de vista estrictamente de la competitividad de las empresas, es la educación". En el primer caso, Gómez Navarro estima que la Justicia española "crea unos problemas muy serios a la economía", porque "hay leyes contradictorias" que provocan que "en un mismo caso el juez puede resolver una cosa y la contraria", y también se queja de plazos. "Una justicia que tarda ocho o nueve años en resolver un conflicto no sirve para el mundo económico".

De otra parte, las escuelas, los institutos y las universidades también tendrían que comenzar a fomentar más la capacidad emprendedora de los ciudadanos, porque el sistema educativo, en su actual concepto, "mata las vocaciones empresariales", induciendo a los estudiantes a poner sus aspiraciones en un puesto de funcionario. "El sistema educativo no responde a las necesidades del sistema productivo", según Gómez Navarro, donde "el elemento más clamoroso es el fracaso de la enseñanza de idiomas", un problema que no es de ahora, sino que nadie ha sido capaz de resolver en 40 años.