La excavación arqueológica del aljibe del castillo de Capilla (Badajoz), con una capacidad de almacenamiento que ronda los 200.000 litros, refleja cómo en su tiempo debió ser una espectacular infraestructura hidráulica. Los trabajos arqueológicos se iniciaron a principios de marzo y finalizaron la semana pasada con unos resultados que arrojan luz sobre el uso y la importancia de este singular aljibe.

Trabajadores en la zona de excavación del castillo de Capilla.

El equipo de operarios, dirigido por el arqueólogo Diego Sanabria, ha realizado dos sondeos de valoración en el entorno del aljibe para conocer más datos sobre la construcción de esta estructura y, principalmente, en la excavación del interior del mismo. Los trabajos se enmarcan dentro de las tareas de consolidación de las estructuras arqueológicas y adecuación para visita del público de los interiores de la fortaleza medieval, cuyo coste asume íntegramente el Ayuntamiento de Capilla, con una dotación de 50.000 euros que ha permitido contratar a varias personas del propio municipio para trabajar en las obras.

Cerámicas y otros utensilios encontrados durante la excavación.

El aljibe, que está en excelente estado de conservación, se halla bajo el suelo del patio inferior del castillo, y recogía agua de lluvia para su almacenamiento. Se trata de un depósito, de más de 10 metros de longitud, 3,5 de anchura y más de 6 de profundidad, con una planta rectangular y dos potentes arcos de descarga.

La estratigrafía apunta a un origen andalusí, y en todo caso debió ser el elemento más importante del castillo. Destaca un buen número de cerámicas del siglo XV, monedas, restos de armamento, un nutrido conjunto de objetos cotidianos y gran cantidad de semillas y huesos de frutos, unos materiales que se encuentran en estudio.