Carlos Bravo, responsable de la campaña antinuclear de Greenpeace, señaló ayer a este diario que la organización no descarta realizar en la central nuevas acciones similares a la del jueves. Bravo insistió en que la actuación del grupo ecologista sirvió para demostrar la "inseguridad física" que existe en la planta extremeña, "y evidencia que una instalación así no se podría proteger al cien por cien".

Por otra parte, Bravo calificó de "lamentables" las declaraciones de la Delegada del Gobierno, e incidió en que "posiblemente se deben a que lo ocurrido el jueves les dejó en evidencia".