El debate abierto por el actual Gobierno sobre la financiación de la Iglesia se ha convertido en uno de los frentes más problemáticos entre el Ejecutivo de Zapatero y la Conferencia Episcopal.

El problema viene de lejos. Cuando en 1987 el Gobierno del PSOE y la Iglesia pactaron un modelo por el que a partir de 1990 el organismo eclesiástico se autofinanciaría con el dinero que recibe por el IRPF nadie podía imaginar que esa aportación descendería bruscamente. Actualmente, según fuentes eclesiásticas, el Ejecutivo completa esa aportación con una transferencia que ronda los 11 millones de euros anuales.

El Ejecutivo de Zapatero apuesta por un Estado laico y en ese marco se plantea varias opciones. Que los fieles aporten una cantidad extra a través del IRPF, aumentar hasta el 0,8% la aportación por el IRPF y limitar a esa vía su financiación o incluso eliminar las ayudas estatales son algunas posibilidades.