Ninguna de las tres entidades del Sistema de Protección Institucional (SIP) de Caja Badajoz superará el 49% del grupo resultante y las decisiones estratégicas requerirán el acuerdo de al menos dos de ellas, según el presidente de la entidad pacense, Francisco García Peña. Este compareció por primera vez ayer tras el acuerdo del consejo de administración de negociar una fusión fría con Caja Inmaculada de Aragón (CAI) y Caja Círculo de Burgos (CCB).

El proceso concluirá este año y se espera que sea operativo en el 2011. Ahora se estudiará cada caja y una entidad externa las auditará para determinar su estado, su valor y el peso de cada una en el SIP.

"El Banco de España ha acogido muy bien el proyecto, como ha manifestado en las reuniones preliminares al comprobar su viabilidad y garantías de éxito", según Peña. Y destacó que es "de los pocos proyectos que salen por voluntad propia y no forzados por situaciones críticas", pues presentan "unas ratios de solvencia y liquidez inmejorables".

El presidente de la caja negó que haya un límite de 50.000 millones para la viabilidad de los grupos, "al menos el Banco de España no lo ha puesto", dijo. Y señaló que más importante que el tamaño, "y éste no es pequeño, con 21.300 millones", es "la solvencia y la liquidez", a pesar de ocupar uno de los últimos puestos del ránking de las 19 cajas que restan de las 49 que había.

Valoró que Caja Badajoz mantendrá su personalidad jurídica, nombre, arraigo al territorio, obra social y su vocación "de acompañar a las familias y a las empresas; no participamos en grandes proyectos industriales ni hacemos inversiones llamativas". Lo que sí harán es un plan estratégico de futuro para presentarlo al Banco de España.

Está por decidir el nombre del grupo y dónde estará la central. La entidad resultante será un banco, "que no significa una bancarización porque es de las tres cajas. No cabe prevención, será nuestra entidad para operar en los mercados y captar pasivo", dijo Peña, aunque la confederación de cajas (CECA) propondrá que pueda ser una caja.

No tiene Peña inconveniente en que la sede del SIP esté en otra ciudad, incluso en Madrid, donde están las de otros grupos fusionados. En su opinión, ésta no será "muy voluminosa, sino más bien discreta, pues la tecnología permite que cada caja asuma un área de la central".

El SIP no tiene solapamiento geográfico y no se cerrarán oficinas; las que coincidan, como en Madrid, o las tres de Caja Badajoz en Lisboa, llevarán el nombre del grupo, y si están en territorio de las otras se intercambiarán los nombres, pero solo Caja Badajoz tiene sucursales en Burgos, en Zaragoza.

A estas alturas no se sabe cómo afectará el SIP a las plantillas, --3.000 empleados--, pero Peña señaló que "en principio se respetarán los puestos de trabajo y se tratará de no prescindir de mucho personal".

Caja Badajoz terminará el edificio que albergará su nueva sede en Badajoz, si bien se replanteará la instalación del sistema informático, que habrá que renovar y unificar para el grupo, por lo que no se descarta que modifique el proyecto para liberar espacio de las salas de máquinas para su uso por personas.