Un grupo de extremeños se trasladó ayer a Ciudad del Vaticano para presenciar la reaparición del Papa Juan Pablo II, de 84 años, tras su estancia en el hospital, y cuya acogida se caracterizó por los vivas y aplausos.

"Queridos hermanos y hermanas, bienvenidos". Estas fueron las primeras palabras pronunciadas por el Papa, con voz ronca y cansada, nada más aparecer en el marco de la ventana de su apartamento que da a la plaza de San Pedro.

Después habló en dos ocasiones más, una al pronunciar la fórmula en latín previa a la bendición y otra al final del Angelus, cuando con voz ronca, pero más clara se despidió.