Los expertos han observado un aumento de los casos de alzhéimer cada vez más jóvenes, que son conscientes de la enfermedad y con un déficit cognitivo leve en la fase inicial. Esta situación origina problemas nuevos tanto para el enfermo, sus familiares y su cuidador personal. Todo ello obliga a desarrollar estrategias diferentes para el afectado como para el familiar.

Al principio, la persona en la fase primera de la enfermedad, es consciente de sus limitaciones y errores. El organismo genera mecanismos de defensa para adaptarse a la nueva situación, con mayor o menor éxito.

Noemí Bueno, psicóloga de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alhzéimer de Barcelona, señala dos mecanismos: los neuropsicológicos y los psicológicos. Los primeros son estrategias del cerebro para compensar el déficit congnitivo. Los psicológicos son en ocasiones una negación del problema o una modificación de la realidad.

Actualmente, los familiares que cuidan de un enfermo de alzhéimer cuentan con los grupos de ayuda mutua, programas psicoeducativos, así como publicaciones e información de sobra en internet. En otros países como Canadá, Estados Unidos o Inglaterra se realizan desde mediados de los años 90 programas enfocados a sus necesidades, que en España aún no están extendidos.