No es oro todo lo que reluce. La autorización lograda por la multinacional Astur Gold, de capital canadiense, para iniciar prospecciones en un yacimiento de oro ubicado en 1.800 hectáreas de los términos de La Codosera y Alburquerque ha desencadenado una corriente ecologista, vecinal y empresarial en contra de la iniciativa. Los colectivos que han declarado la guerra a la mina aurífera anuncian que pedirán amparo a la Junta de Extremadura para que frene los planes de esta compañía de explotar la mina a cielo abierto.

"La empresa busca un beneficio coyuntural y rápido, del que muy poco se beneficiará la población local, que sin embargo, verá destruido su paisaje y el encanto turístico de su comarca y amenazada su propia salud por la presencia de enormes depósitos de residuos contaminados que quedarán allí para siempre", asegura Teresa López-Lago, de Ecologistas Extremadura.

Este es uno de los grupos que lideran la plataforma cívica en contra de la mina de oro de La Codosera, junto a Adenex, Seo/BirdLife, Mundóbriga y la Sociedad para la Conservación de los Vertebrados (SCV). A ella se están sumando decenas de vecinos y empresarios de la zona que ven amenazados sus intereses.

Marcelino Cardalliaguet, delegado de SEO/BirdLife en Extremadura, asegura que colectivos lusos también están mostrando su rechazo al proyecto, dada la posibilidad de que los trabajos mineros contaminen las aguas del Gévora, un afluente del tramo internacional del Guadiana que fluye por España y Portugal.

Los ecologistas alertan de que la extracción de oro en minas a cielo abierto se basa en la voladura de grandes cantidades de material, que debe ser transportado a la planta de tratamiento. Para separar el oro de la roca, advierten, se emplean reactivos como el mercurio o el cianuro y grandes cantidades de agua. Una vez extraído el oro, quedan toneladas y toneladas de residuos de agua y roca contaminadas, que deben ser almacenadas en grandes embalses, similares al que se rompió en Aznalcóllar hace años, contaminando cientos de kilómetros cuadrados junto al Parque Nacional de Doñana, explica Cardalliaguet.

La plataforma cívica ha celebrado dos reuniones y, como primera acción, tiene pensado mandar una carta a finales de agosto al nuevo consejero extremeño de Agricultura, Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Energía, solicitando información detallada sobre los aspectos más preocupantes de este proyecto. En base a ello, pedirán amparo a la Junta para frenarlo.

El territorio donde Astur Gold tiene pensado iniciar la exploración este mismo año cuenta con una gran biodiversidad natural. Por esta razón tiene la distinción de Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de la Red Natura 2000. Además, el área está incluida en el Plan de Competitividad Turística del Guadiana Internacional.

Cardalliaguet estima que tal vez las autoridades y alcaldes de la zona se vean tentados de dar luz verde a este proyecto, en el caso de que se generara mano de obra o beneficios directos. "Es primordial que los vecinos estén al tanto de que a cambio de esto se depositarán residuos que quedarán allí para siempre", asegura el delegado de SEO/BirdLife.

Otra de las activistas, en contra de la amenaza minera, es Ana Cordero, de la Sociedad para la Conservación de los Vertebrados, quien confirma que la plataforma se ha puesto en marcha debido "a la preocupación y alarmismo de los vecinos". Ahora, aclara, se encuentra en "fase de construcción", recavando información de las diferentes asociaciones que constituyen este bando de oposición y esperando información oficial. José Gordillo, presidente de Mundóbriga, anuncia una campaña muy activa en contra del proyecto minero tras el verano.