Las obras de restauración de la capilla de los Siete Altares del Real Monasterio de Guadalupe finalizaron ayer con la celebración de un acto en el que se dieron a conocer los diferentes trabajos de recuperación realizados en una de las zonas emblemáticas de la basílica. Las actuaciones, que han contado con un presupuesto de 150.000 euros, han sido financiadas por Caja Extremadura, en colaboración de la Consejería de Cultura de la Junta.

La capilla de los Siete Altares, ubicada en la cabecera de la basílica, constituye el cuerpo bajo de la edificación sobre la que se levanta el Camarín de la Virgen. Se trata de una construcción barroca de la segunda mitad del siglo XVII y uno de los más claros exponentes de la corriente estilística de la época en España.

La restauración se ha centrado en los problemas de humedades que presentaba la capilla, el desnivel del solado y algunos desajustes técnicos en su iluminación y climatización. El principal objetivo ha sido completar la ornamentación de este espacio, originalmente inacabado. La idea inicial sobre el destino de esta capilla es que se usara como panteón de personajes ilustres, sin embargo, por diferentes motivos nunca llegó a tener ese fin, por lo que todos los sepulcros se han conservado vacíos.

En el acto de presentación participaron el consejero de Cultura, Francisco Muñoz, el presidente de Caja Extremadura, Jesús Medina, y el guardián del monasterio, fray Guillermo Cerrato.