Ingresó en la Guardia Civil por un amigo que mataron en el norte y decidió irse a Euskadi, en donde le tocó vivir los años más duros de la banda terrorista ETA, los ochenta. Después regresó a Extremadura, su tierra, para volver de nuevo al País Vasco y continuar con su labor dentro del cuerpo de seguridad. Desde finales del 2005 es escolta de un destacado personaje público.

Este cacereño de 44 años prefiere no dar su nombre, no por miedo, sino por no comprometer la seguridad de su protegido, y asegura que tanto él como sus compañeros están convencidos de que el servicio de escolta que facilitan la Guardia Civil y la Policía Nacional se mantendrá todavía durante un buen tiempo.

En cuanto al ambiente que se respira en Euskadi, "la gente está viviendo este anuncio de alto el fuego con indiferencia. Cuando se conoció el comunicado de ETA se hicieron pocos comentarios políticos, porque allí, realmente, todo esto sólo le interesa a cuatro ´abertxales´ que están haciendo negocio a cuenta del miedo. ¿Cómo se puede hablar de un alto el fuego cuando se sigue extorsionando a gente?".

Cuando se le pregunta si cree que esta vez el anuncio de ETA puede ser la antesala de la paz en el País Vasco se encoge de hombros y responde que prefiere no fiarse. "La muerte de mis compañeros siempre se ha producido por exceso de confianza, les ha matado de un tiro el que el día antes les había invitado a tomar un café. La normalidad es muy engañosa allí", indica.

No obstante, reconoce que la banda terrorista atraviesa un momento crítico. "En los ochenta se vivía un clima muy raro en el País Vasco, se cerraban industrias, había mucho paro... y el terrorismo aprovechaba para captar a los jóvenes, se pagaba por matar, por poner bombas, por hacer jaleo en la calle. La mayoría eran y son mercenarios, no hay que engañarse. Y ahora la banda no tiene dinero ni armamento, ya no encuentran asesinos por que sí, no pueden pagarles, están teniendo verdaderos problemas para conseguir este tipo de gente".

Si ETA abandonara realmente las armas asegura que a quienes podría originar problemas sería a los escoltas privados, "ya que muchos de ellos han montado sus vidas en torno a eso, ganan bastante dinero, tres veces más que un escolta de un cuerpo de seguridad, y están viendo que si esto desaparece podría originarles problemas".

Reconoce que no es escolta por dinero, porque realmente "no te saca de mucho, estás todo el día en la calle, el nivel de vida es muy alto y no tienes vida social".