Agentes de la Guardia Civil, especialistas de Montaña del instituto armado, realizaron ya ayer un reconocimiento de la garganta fluvial y del barranco donde se produjo la tragedia donde fallecieron dos adultos oriundos de Don Benito y sus dos hijas el pasado jueves. El objetivo: recabar información, determinar qué pudo pasar para que el matrimonio formado por José García-Margallo y Macarena Guisado, ambos de 43 años, y sus dos niñas menores de edad, Lourdes y Macarena, de 11 y 9 años, perdieran la vida en un emplazamiento en teoría no peligroso, dispuesto para personas que inician la práctica de este deporte de aventura.

La delegada del Gobierno en Extremadura, Cristina Herrera, confirmó esta investigación abierta en la que no se descarta ninguna hipótesis y para la que se ha llamado a declarar al monitor que resultó ileso en el accidente y que acompañaba a la familia, donde un tercer hijo del matrimonio, varón de 6 años, resultó herido leve y ya está fuera de peligro y dado de alta.

La pregunta que subyace es por qué se produjo en tan corto espacio de tiempo ese torrente de agua que arrastró a la familia en el momento en que bajaban por el barranco, cuando en principio, aunque llovía no había peligro alguno y así lo habían determinado desde la empresa encargada de la actividad. Al parecer, los restos del fuego ocurrido en la zona de este barranco en la Semana Santa pasada provocó que troncos, ramas y cenizas, ayudadas por el barro, se convirtieran en un muro natural que generó una balsa aguas arriba. El jueves reventó de repente formándose una inmensa ola que arrastró a la familia. Según fuentes de la Guardia Civil, durante un tiempo aún por determinar el río bajaba con demasiado caudal y transcurrido el mismo volvió a su cauce normal.

El hecho de que uno de los cuerpos, concretamente el de Macarena, la madre de la familia, fuera arrastrada hasta 2 kilómetros aguas abajo confirma esta hipótesis.