WHwa estallado la guerra del agua entre Castilla la Mancha y Murcia por el trasvase Tajo-Segura. Una obra diseñada en los 50 --con un optimismo irreal-- para trasvasar 1.000 hectómetros cúbicos anuales, de los que apenas se ha dispuesto un tercio. Pero que ha dejado al Tajo en un estado lamentable, con un caudal muy pequeño y contaminado, que ya no sustenta la endeble promesa de agua para todos. No la tendrán los manchegos que riegan maíz subvencionado. Y tampoco los murcianos, que sin poder hacerlo han trasformado en los últimos tiempos más de 70.000 hectáreas en regadíos.

Es decir, aumenta la demanda y bajan los recursos. Todos reclaman agua, y los expertos dicen que no la hay ni la habrá. Porque a la dificultad del trasvase, se suman los embalses menos llenos, los regadíos ineficientes, la deforestación, las sequías y el cambio climático.

Solución sólo hay una: reconocer que el agua es un recurso limitado y usarla de la forma más eficiente. Pasar a la agricultura de calidad y ordenar el desarrollo turístico. Y para eso hacen falta unos políticos valientes que expliquen la realidad y dejen de azuzar, como hace el PP, los enfrentamientos. Porque si no, tendremos guerra del agua para rato.