Son el ejemplo de que nadie está a salvo de la crisis. Julián Ruiz y María Sheila Gaspar son una pareja placentina de 28 y 24 años, con dos hijos de 3 y 5, que hasta hace unos meses tenían dos sueldos y hoy están sin trabajo. Y lo que es peor, él ya no tiene derecho a paro y ella, que ha cobrado este mes solo cerca de 120 euros, el 1 de enero tampoco cobrará ya nada.

"Hace un año lo tenía todo y ahora no voy a tener para los Reyes de mis hijos", se lamentaba ayer Julián desde su piso alquilado en la calle Matías Montero, que no saben si podrán seguir pagando.

Ella, auxiliar de Enfermería, estuvo trabajando hasta el verano en una residencia de ancianos, pero cuenta que "estuve tres meses sin cobrar y lo dejé". Después ha cobrado 413 euros de subsidio más los cerca de 120 de este mes y "me han dicho en el paro que no tengo derecho a nada más".

El es uno de los afectados por el bajón de la construcción, ya que llevaba cerca de cuatro años trabajando como soldador cuando le despidieron. "A los tres años me echaron porque no hacen fijos, estuve en el paro seis o siete meses y me volvieron a contratar, pero en octubre me echaron definitivamente porque no hay trabajo", cuenta.

Esto les ha pillado por sorpresa. "Hace seis meses no podíamos esperar esto. Yo trabajaba ocho horas y cobraba 1.200 o 1.300 euros". Y de eso, han pasado a necesitar la ayuda de sus padres. Incluso consiguieron un piso de 60.000 euros "y nos hemos tenido que retirar porque no podemos pagarlo".

En este tiempo Julián se ha ofrecido para todo: "de vigilante, de guarda de ganado, de repartidor..., pero no hay nada".

También han acudido a los servicios sociales y a oenegés, y se quejan de que en el ayuntamiento les dan largas. "Yo he visto a una gitana en los servicios sociales que salía con 600 euros y a mí no me han dado nada", relata Sheila. Además, avisan de que "pido para mis hijos. Conozco solteros que viven con sus padres y tienen trabajo en el ayuntamiento".

Por eso, Julián se lamenta: "Te desesperas cuando no te hacen caso. Yo llevo desde los quince años trabajando y verte así entristece. No digo que echen a nadie para ponerme a mí, pero un hueco tiene que haber". Su último recurso, señalan, sería irse a vivir cada uno a casa de sus padres.

Por todo eso, Julián no duda en facilitar el teléfono móvil de su mujer (665019789) por si alguien les ofrece trabajo. "Estoy dispuesto a lo que sea, cuando no hay no puedes elegir".