Esteban Cortijo da clases de Filosofía y Etica en un instituto cacereño y cada día observa lo que compran sus alumnos en la cafetería del centro, constatando que cada vez son menos los que se traen de casa o compran un bocadillo y que ha aumentado el número de los que consumen golosinas y bollería industrial.

"Soy totalmente contrario a la venta de golosinas y bollería industrial en los centros educativos, es una manera de engatusar a los chicos", asegura este docente.

Para Cortijo se trata de un problema de educación que puede ser muy perjudicial para la salud "hace unos años en España no había tantos casos de obesidad infantil y en los centros escolares tenemos que dedicarle tiempo a educar en alimentación saludable". Además, Cortijo apuesta por el alimento tradicional "está demostrado que un bocadillo de chorizo siempre es mucho mejor que los productos con aditivos".