Una lata de Merda d´artista del artista italiano Piero Manzoni cuesta unos 150.000 euros. ¿Qué habrá en su interior? Es una pregunta pertinente para un juego.

Manzoni, un provocador nato, logró llamar la atención del mundo del arte a principios de los años 60. No sólo porque pudiera poner a la venta trozos de cuerda alineados: más largos, más caros. O porque invitara a comer huevos pasados por agua: el inicio del ciclo vital que culmina en la defecación.

En 1963 presentó ante las caras maquilladas y los cuerpos enjoyados de los milaneses conservadores unas 90 latas de Merda d´artista dispuestas como si fuera un estante de supermercado. No se sabe de soponcios pero sí de escándalo: uno más en la historia del arte del siglo XX. Burlándose del sistema mercantilista del arte puso a la venta, como si fueran arte, sus propias deyecciones.

MATERIA Una de esas latas, perfectamente absorbidas por el sistema artístico del presente, se exhibe en el Museo Vostell Malpartida. Forma parte de la exposición No va más (The game´s on ), un pequeño recorrido por el arte del siglo XX que ha hecho del juego su materia de trabajo.

Instalaciones, esculturas, objetos, dibujos, películas de un total de 35 artistas que pudieron verse ya en Italia hace un año se abren desde hoy al público extremeño. La muestra, cuyos fondos proceden de colecciones públicas y privadas, está comisariada por Achille Bonito Oliva, uno de los críticos más destacados de la segunda mitad del siglo XX.

La lata del Vostell es la número 68; es idéntica a las demás, con su nombre, Merda d´artista , escrito en inglés, alemán e italiano. Su contenido: 30 gramos netos de materia. Conservada al natural, puede leerse. Además de la fecha (mayo de 1961) de la producción y enlatado, la firma del autor aparece en la parte superior y su procedencia (Made in Italy) en la inferior. "Nadie ha abierto una de estas latas", afirma Gian Luca Ranzi, comisario ejecutivo de la exposición y que acudió a Cáceres sustituyendo a Achille Bonito. Se corrió la voz de que tal vez no hubiera el contenido que anuncia. "Pero si se la mueve se nota que hay algo". El propio Manzoni jugó con esa posibilidad en una fotografía en la que aparece sonriente en un retrete mientras sostiene una de las latas. ¿De veras creéis que hay lo que pone?, parece decir.

La lata ha venido a Extremadura desde el archivo Manzoni protegida en una caja de madera forrada en su interior con gomaespuma adaptada al tamaño y la forma de la lata, a su vez envuelta en un papel fino. Cuando Ranzi la extrae no la toca. La sostiene cogiéndola por el papel. Ahí está para perplejidad de los que la miran. Pero aparentemente ya no se sienten provocados como pretendía Manzoni.

En este sentido Merda d´artista parece haber pervertido su sentido original al volverse en contra de las pretensiones críticas de Mazoni, y lo que él entendía como un juego ha adquirido una cotización poco lúdica.

LOS PIES PUESTOS "Aunque el mercado está conectado con el artista, al principio el artista está desconectado de él", dice Ranzi. Al principio tal vez, pero luego ya no. Manzoni o algunos de los 35 artistas de la muestra No va más vivieron con los pies puestos en los dos lugares: en el del arte y en el del comercio.

"Para ellos, el juego de crear es un modo de ser libre y en ese sentido estaban en contra de la mercantilización del arte; pero a la vez producían en la sociedad", concede el comisario de la muestra. Y de esta manera, la actitud de Manzoni se vuelve "una forma de cinismo".

Latas, mesas de ping pong, aspiradores, puzzles, urinarios... Estos artistas, explica Ranzi, "trabajaban con los aspectos banales de la vida porque el hombre en su normalidad es arte; no algo simbólico o mítico como hacían en el Renacimiento".

También extremo, Marcel Duchamp, presentó su Air de París , una botella con, supuestamente, aire de París en su interior. Duchamp ya había escandalizado en Nueva York cuando en 1917, invitado como jurado de un premio de arte, compró cerca del museo que lohabía convocado un urinario. Acontinuación lo expuso anónimamenteen la galería GranStrand. La pieza se perdió y en1962, el artista francés hizo unaserie de 8 urinarios firmados,uno de los cuales figura tambiénen la exposiciónWolf Vostell coincidió conDuchamp en los años 60, recuerdala viuda del artista alemán,Mercedes Guardado. “Vostell ledijo a Duchamp que si un objetopuede convertirse en obra de arte,la acción que se produce sobreese objeto también lo es”. Esdecir: un urinario artístico y unameada artística.

Con Duchamp arranca cronológicamenteesta muestraque, tras él, salta a los años 50con el movimiento japonés Gutai(Kanayama, Murakami y Shimamoto,entre otros) y el Fluxus,al que perteneció Wolf Vostell(además de Maciunas, Marchettio Nam June Paik).La obra de Manzoni conduceal espectador por los años 60 y seadentra, en los 70, en el desarrollodel movimiento Fluxus y laTransvanguardia (con EnzoCucchi), un movimiento italianode pintura. El recorridoconcluye con una serie dejóvenes artistas actuales. Lamuestra se completa conpelículas de directores comoRené Clair, Antonio D’Agostino,Liliana Porter, Maria Pizzi,Adrian Tranquilli y OrsonWelles, que rodó con SalvadorDalí imágenes del universosurrealista del pintor.FIN DE PARTIDA / Un últimojuego. Junto a Merda d’artistahay un pedestal (la Base mágica),también de Manzoni. Siuno se sube a él y posa suspies en dos huellas blancasimpresas en la base se convertiráen obra de arte: una escultura.Eso sí, Manzoni, quemurió en 1963 a los 29 años,no podrá firmarla para autentificarla.