Para Hamdy El Sharif Ahmed, palestino de 41 años natural de Gaza y asentado desde hace 18 años en Extremadura, donde estudió la carrera, se casó con una pacense y trabaja en el Infanta Cristina desde hace 8 años, lo vivido en Vietnam "es una experiencia tan gratificante que resulta difícil de explicar, una satisfacción tan fuerte, tan interior, que va más allá de la alegría".

Aunque le resulta difícil explicarlo con palabras, una sola de sus afirmaciones, la de "lo repetiría todas las veces que hiciera falta", sirve para reflejar su sentimiento.

Pero es que además la satisfacción interior, la que produce el realizar una importante labor humanitaria, se completa con la que causa, desde el punto de vista profesional, el ser consciente de que a muchos de los que han ayudado de no operarlos ellos no lo habría hecho nadie o, posiblemente, cuando les hicieran la intervención ya sería tarde, ya habrían perdido la vista. "De esto, de la labor humana que has hecho, te percatas cuando terminas, cuando estas en el avión o ya de regreso en casa".

Absolutamente todo lo vivido en Vietnam ha sido para él, insiste, "una importantísima experiencia personal", al tiempo que indica que lo que más le ha impresionado "ha sido ver con mis propios ojos la cantidad de gente que necesita este tipo de ayuda". Es por ello que, dice, "animo a todos los profesionales de la medicina a vivir esta experiencia, a que si se les brinda alguna oportunidad similar no duden en aceptarla, pues serán afortunados a los que ayuden, pero aún más, sin duda, lo van a ser ellos".