"Uno no está preparado para que su hijo, porque un menor de acogida es un hijo, tenga otros padres, pero lo más importante es la naturalidad". Enrique Ribes derrocha ternura, como su mujer, Eugenia Sánchez, cuando explica su experiencia como padre de acogida. Hace más de 14 años, esta pareja que habitualmente reside en Hervás si bien ahora lo hace en Cáceres por motivos laborales, decidió añadir a sus tres hijos uno cuarto de adopción.

"Al principio no pensamos en acoger, porque no sabíamos que existía esa posibilidad, después entendimos que era la mejor forma de poder dar cariño a otro niño, que es lo que nosotros queríamos". Y lo han conseguido con éxito, aunque también con algunas dificultades. "Hay momentos duros en el día a día, pero ha sido una decisión maravillosa", sentencia Eugenia. Al final, el suyo ha sido un acogimiento definitivo y su hija pequeña es una más.