"A Antonio Pajuelo le debo la vida de mi hijo, su actuación fue fundamental al igual que la del matrimonio que nos ayudó". Así de agradecida se mostraba ayer, Agatha Peco, a las puertas del Hospital San Pedro de Alcántara en Cáceres, donde aún sigue ingresado Aitor, su hijo de 20 meses de vida que el sábado 14 de mayo sufrió inesperadamente una parada cardiorrespiratoria y que superó con éxito gracias a la ya heroica intervención de Antonio Pajuelo, un Guardia Civil de 37 años, que causalmente se encontró con el pequeño. Su madre, que reside en Ciudad Real y viajó hasta Garrovillas de Alconétar junto con su marido, José Manuel, para asistir al bautizo de un sobrino, vivió ese día una amarga y agónica experiencia que asegura jamás olvidará.

Tras disfrutar de una bonita y alegre celebración durante todo el día junto a familiares y amigos, Agatha y su marido decidieron sobre las nueve y media de la noche regresar al alojamiento rural donde se alojaban. Fue en ese momento, durante el trayecto, cuando observó que su hijo tenía unos síntomas extraños: "Le noté raro, tenía fiebre, se durmió y al cogerlo en brazos se me desplomó, empezó a convulsionar", relata la madre. Inmediatamente, se detuvieron y tanto ella como su marido salieron del coche para pedir auxilio en plena calle y con su hijo en brazos. En ese momento, se dió la circunstancia de que un matrimonio -Miguel Angel Julián y Mariángeles Moreno-, que circulaban con otro coche, se detuvieron para prestarles ayuda, y casi, al mismo tiempo, apareció Antonio Pajuelo, un agente que se dirigía a su trabajo en el turno de noche en el puesto de la Guardia Civil de Garrovillas.

"Escuché mucho revuelo en la calle y vi a la madre con el niño en brazos convulsionando y con espasmos", explica Pajuelo que desde ese momento y a la espera de la ambulancia del 112 se movilizó rápidamente y junto con el otro matrimonio ayudaron a los padres a trasladar al pequeño hasta el centro de salud más cercano que está en Navas del Madroño, a unos 15 kilómetros. "Fue un tramo que se hizo eterno", recuerda Pajuelo que se volcó al completo con el pequeño al que le hizo masajes de reanimación que luego acabaron con éxito.

No obstante, hasta ese momento, cuando llegaron a Navas se encontraron con las puertas del centro de salud cerradas dado que el médico salió a atender una urgencia. "No se entiende que para cuatro pueblos solo haya un centro de salud y que además estaba cerrado" recriminó la madre, ahora más tranquila, pero dejando constancia de su queja. Sin embargo, y hasta que llegaron los sanitarios del 112, durante el camino hasta Navas, todo indicaba lo peor, según reconocía ayer su madre. "Vi que a mi hijo se le fue la vista, tenía los labios morados y no respiraba, ya imaginábamos lo peor", confiesa. Sin embargo, con los masajes cardíacos de Antonio Pajuelo "el niño reaccionó y empezó a respirar", unos síntomas que auguraban felicidad y en los que también han tenido un papel fundamental Miguel Ángel y Mariángeles que ayudaron a agilizar el traslado del bebé hasta que fue atendido por el 112 para trasladarlo por fin hasta el hospital cacereño.

MEDICOS Sobre lo ocurrido, Agatha asegura que es la primera vez que su hijo sufre un episodio de esta índole y que ahora está en manos de los médicos. "Todavía no saben muy bien que ha sido, está en pruebas, pero lo importante es que el niño está bien", comentó, aunque reconoció que ya se sintió más tranquila cuando su hijo estuvo en manos de la Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI).

Por su parte, para Pajuelo, "ha sido la situación más complicada y más crítica con la que me he encontrado como Guardia Civil en 15 años que llevo", confesaba ayer este guardia, que ejerce desde el 2005 y que en el 2009 fue destinado a Garrovillas, tras estar en Toledo. Reconoce que "es una satisfacción" haber afrontado este tipo de situaciones cuando acaban con final feliz y que le ha ayudado mucho el curso sobre primeros auxilios que hizo, pero sobre todo, en estos casos, recalca que, "hay que pensar rápido y con la cabeza fría".

Este agente, natural de Valdefuentes y que reside en Cáceres, ha sido considerado un héroe, aunque él le quita importancia y asegura que lo único importante es Aitor, al que en estos días ya ha visitado varias veces en el hospital, al igual que el matrimonio que también colaboró en esta historia con final feliz.