Antes de Luis Buñuel, el trotskista Yves Allégret se embarcó en 1932 en la realización de un documental sobre Las Hurdes, que nunca llegó a rodarse.

Allégret formaba parte del grupo Octubre y a su llegada a España fue detenido junto a sus compañeros acusados de comunistas. Ya en París, pasó el proyecto al director aragonés y así fue como éste llegó a la comarca extremeña en la primavera de 1933, hace 75, para rodar el documental Tierra sin pan , una de sus principales películas y cuyo efecto social marcó la comarca extremeña durante décadas.

Hoy, el filme "ya no es un argumento vergonzoso para Las Hurdes", según Javier Herrera Navarro, director de la Biblioteca, Archivo Gráfico y Fototeca de la Filmoteca Española, uno de los máximos conocedores de esta obra y especialista en el cine de Buñuel. El se ha encargado de escribir ´Tierra sin pan de Luis Buñuel. Historia fílmica de un documental polémico´. Es un estudio exhaustivo de las circunstancias en que se gestó esta película de 32 minutos de duración y sus avatares a lo largo de los años hasta ser considerado uno de los títulos emblemáticos del género en el siglo XX.

VERSION Una exposición conmemorativa de Tierra sin pan se inauguró ayer en el Centro de Documentación Hurdes, en Pinofranqueado. La muestra recorre la prehistoria del filme en textos e imágenes y su repercusión posterior. Naturalmente podrá verse este completo. Además se exhiben descartes que no incluyó Buñuel en la versión definitiva, procedentes de la Cinemateca de Toulouse, según la información facilitada por el centro. La ambientación musical la pondrá la cuarta sinfonía de Brahms, como banda sonora de la película.

Bajo la fascinación que suscitó en Buñuel la lectura de Las Jurdes. Estudio de geografía humana (1927) del hispanista francés Maurice Legendre, el director aragonés se embarcó en este proyecto con unas 20.000 pesetas procedentes de un premio de lotería que ganó su amigo Ramón Acín, un artista anarquista.

En el texto de la colección Apuntes Hurdanos , que se ha editado con motivo de los 80 años de Tierra sin pan , Javier Herrera detalla las circunstancias del rodaje en Extremadura, adonde llegó el equipo del cineasta con dos cámaras a bordo de un Fiat.

El 23 de abril se inició el rodaje, que concluyó el 22 de mayo. Al disponer de poco material, se ajustaron a un plan rígido que evitara las improvisaciones, de manera que los hurdanos que se prestaron a colaborar en el rodaje siguieron las instrucciones del director para actuar. Buñuel pagó esta colaboración, según recordó en la presentación que hizo de la película en Nueva York años después. "El pueblo de Martilandrán --explicaba el autor de El -- se puso a nuestra disposición a cambio de dos cabras que abatimos y asamos y de veinte panes de gran tamaño que el pueblo comió colectivamente en el transcurso de un almuerzo dirigido por el alcalde, quizá el más hambriento de todos".

Tras el viaje a Las Hurdes, el cineasta trabajó en el montaje, durante el cual descartó algunas tomas, que ahora se rescatan en la exposición. Por ejemplo, imágenes de la escena en que dos cabras son despeñadas, otras del entierro de un niño o la fiesta en La Alberca. El filme se presentó sin sonido en Madrid en diciembre de 1933. El propio Buñuel al mismo tiempo que comentaba las escenas ponía la música de la cuarta sinfonía de Brahms.

En un artículo publicado en la revista Cinegrama , Carlos Serrano de Osma, se hará entonces eco del filme. "Es Las Hurdes --escribe-- una queja, un lamento crudo, lacerante de un pueblo español, aletargado por la incultura, sumido en el más espantoso de los abandonos".

Ya anunciaba Serrano de Osma que los españoles no iban a poder ver el filme debido a "su crudeza y bárbara realidad". Pero el triunfo del Frente Popular permitirá que en abril de 1936 se proyecte en el Palacio de la Prensa de Madrid.

En diciembre de ese año, durante la guerra, el documental tomará su forma definitiva. Buñuel ya se encuentra en París, y allí añadirá una banda sonora, una voz en off, más la música de Brahms. Así se estrenó en la capital francesa a finales de 1936.

El director de Los olvidados se exilió e intentó instalarse en Nueva York. Allí reclamará una copia del filme, que le llegó defectuosa y cortada, y con un título (Unpromised land ), que desvirtuaba su contenido. Al enterarse Buñuel de que dicha copia pasó a los fondos del Museo de Arte Moderno, dirigió una carta a la responsable del centro, a la que le pedía que no la exhibiera hasta que le proporcionara una copia correcta. "Amo al país hurdano y no me gustaría hacerle esa afrenta", le escribió el cineasta.

La versión definitiva a manos de Buñuel la comenzó a realizar en 1965. Ya un año antes, sin embargo, el documental fue elegido uno de los doce mejores de la historia del género por críticos e historiadores de la entonces URSS. Su prestigio no dejaría de crecer hasta la actualidad. Las gentes que se acerquen a ver en Pinofranqueado la exposición sobre el filme, dirá, según Javier Navarro, que "Las Hurdes de Buñuel ya no existen, que están en Las Hurdes en las que estuvo uno de los mejores cineastas que ha dado el cine".