La oscuridad de la noche no le advirtió que el final de la carretera cortada por la que conducía estaba en un pantano. Un hombre de 37 años falleció la noche del pasado sábado tras caer con su coche en el embalse de La Serena --en una zona de la cola próxima a la localidad de Capilla, a la que la denominan también pantano de Capilla--.

Su acompañante, de 38 años, logró salvar la vida. Los dos consiguieron salir del vehículo, pero solo uno llegó a nado hasta la orilla, mientras otro desaparecía bajo el agua. El suceso ocurrió en torno a las 23.15 horas, según informó Cruz Roja.

Hasta el lugar de los hechos se desplazaron tras el aviso telefónico una unidad medicalizada del Servicio Extremeño de Salud con base en Cabeza del Buey, efectivos de la Guardia Civil y una dotación de bomberos de Castuera, que pudieron atender al superviviente, que sufrió policontusiones de carácter leve, y remolcar el vehículo hasta la orilla. El cadáver del conductor fue recuperado en la mañana de ayer. A las diez de la mañana un Equipo de Respuesta Inmediata en Búsqueda y Salvamento Acuático de Cruz Roja de Don Benito se personó en la zona y peinó un perímetro de 20 metros. Media hora más tarde de iniciar el rastreo en el agua hallaron el cuerpo a ocho metros de la orilla y a tres de profundidad.

Las causas del siniestro aún se desconocen, pero fuentes de Cruz Roja aseguraron que el conductor del vehículo, un Peugeot 306 con matrícula SE-0020-CG, siguió las indicaciones de un GPS que condujo a los dos ocupantes por una antigua carretera que actualmente está cortada. Así consta en una vieja señal metros antes de llegar al embalse. "La oscuridad de la noche no les permitió frenar a tiempo y el vehículo se sumergió en el agua en muy pocos minutos", indicaron miembros de Cruz Roja.

Los dos ocupantes del vehículo eran de origen senegalés y residían en Sevilla. Se dedicaban a la venta ambulante, según informó el propio superviviente a efectivos de Cruz Roja. En el momento del siniestro volvían de la feria de Cabeza del Buey y se dirigían a un pueblo de Ciudad Real. El cuerpo sin vida, al parecer, fue trasladado al depósito de cadáveres de Don Benito tras la investigación abierta por el grupo de Atestados de la Guardia Civil de Tráfico de Mérida que se desplazó hasta el lugar.