Dos exposiciones en la galería María Llanos y el Museo Vostell dan a conocer este año la obra de este artista (Almelo, 1955), que vive entre Extremadura y Holanda

La historia de Hommarus W. Brusche con Extremadura es una historia de fascinación. "De enamoramiento", dice el pintor holandés, que pasa su vida a caballo entre Holanda, donde imparte clases de arte, y una casa de campo cerca de Trujillo.

Su primera presencia pública, después de más de una década de estancia en esta región, salvo una primera exposición en Trujillo, se produce hoy en la galería María Llanos de Cáceres con la exposición Imágenes diarias . Y en julio volverá a exponer en el Museo Vostell Malpartida.

Con una larga trayectoria en Holanda, donde estudió Bellas Artes y expone desde 1985, lo primero que muestra en Extremadura es fruto de una experiencia singular: un diario pictórico que lleva desde 1999. "Un amigo me habló de un calígrafo japonés que lo primero que hacía cada mañana era pintar una rana. Día tras día. Nosotros decidimos hacer lo mismo".

La rana fue pintada durante un año. A partir del 2000, el experimento se convirtió en costumbre y lo primero que ha venido haciendo Brusche cada día ha sido enfrentarse al papel y dibujar durante una o dos horas, como una "gimnasia" antes de meterse con sus obras de mayor formato.

Objetos, figuras humanas y animales dibujadas a lápiz componen este diario del artista holandés, del que ha seleccionado setenta dibujos y collages para mostrarlos en Cáceres.

¿Cómo hace para mantener esa costumbre? Se fija en el caos de su estudio, repleto de papeles, libros, objetos... Y, a veces, una fotografía de periódico, la aparición inesperada de su mujer Verónica o una frase de un libro ponen en marcha el mecanismo que le lleva a dibujar. "Para mí, es un juego, una manera de pensar en imágenes, de hacer poemas dibujados", resume.

¿Se considera un pintor holandés? "No creo ser un artista típico de Holanda", afirma. "Allí, como en España o en el resto del mundo, el arte ha tomado múltiples direcciones. Además, durante años mi pintor favorito ha sido Goya".

¿Y qué ha encontrado en Extremadura? Primero, piensa, un paisaje, una atmósfera. "De eso es de lo que nos enamoramos. Es algo inexplicable. Es igual que cuando uno se enamora de una mujer. No podría decir exactamente las razones por las que se ha enamorado. Desde que era joven he viajado a España. Primero con mi padre, al que le gustaba este país. Luego yo descubrí Extremadura. Su forma de vida, su espiritualidad, su mentalidad, esos sentimientos están relacionados con mis sentimientos. No sé, es difícil de explicar".

¿Y qué puede decir de Holanda, un país convulsionado no hace mucho por el asesinato a manos de un árabe de un director de cine? Ese país tolerante, abierto, de repente se rompió y ha dejado de mirar con la misma confianza a las gentes que buscaban asilo político o una vida mejor.

"Fue una situación estresante, la atmósfera política cambió y hubo descontento", dice Verónica d´Hooghe, la mujer de Brusche.

"Pero no creo que sea algo propio de Holanda", responde éste. "El sentimiento de defender lo propio frente al que viene de fuera está extendido en Europa. Pero para mí, el mundo es pequeño y no comparto ese sentimiento de cerrar fronteras".