Dice Woody Allen que la comedia es tragedia más tiempo, y que esto es lo que representa su cine. En el teatro (también en el cine, claro) puede romperse esta aleación y separarse radicalmente. Hoy comedia, mañana tragedia. Y así lo aplica el Festival Internacional de Teatro y Danza Contemporáneos de Badajoz, una de las tres citas más importantes del año teatral en Extremadura, junto a las de Mérida y Cáceres. Mañana comienza con dosis de humor y el domingo arrastra al espectador al abismo del dolor.

El arranque del festival tiene, además, un sesgo cinematográfico, una prueba más de que el cine ha sido el arte del siglo XX. Si El crimen casi perfecto procede de Alfred Hitchcock, Johnny cogió su fusil es consecuencia de la obra del mismo título, primero editada como novela, después filmada como película.

A Hitchcock se le puede imitar, remedar y hasta copiar plano a plano como hizo Gus Van Sant con Psicosis . Aguanta lo habido y por haber. Las parodias lo vuelven mejor aún.

ALGUNAS ESCENAS ¿Qué ocurre con este Crimen casi perfecto , una producción de los grupos extremeños Samarkanda y Las Siete Sillas? Está inspirada en Crimen perfecto , que no se encuentra entre las mejores del cineasta; pero contiene, como ocurre en casi toda su filmografía, algunas escenas que rebosarían de orgullo en cualquier antología cinematográfica del pasado siglo. Es aquella en que el asesino intenta matar a una mujer. Esta busca desesperadamente algo con que defenderse. In extremis , agarra unas tijeras.

Las tijeras, el teléfono y otros objetos remarcan también la acción del montaje teatral, que se instala, a diferencia de la película, en el territorio del humor, un humor con brochazos de cómic. En realidad es Memé Tabares quien ha decantado ese humor. Directora y autora de la versión escénica, afirma que "la comedia no es un género menor ni frívolo. La obra es ligera, pero reírse es importante y profundo".

Y sobre este principio ha construido una historia que en su trama no se aparta de la película. Pero a partir de ahí, las coincidencias se separan. En el comienzo, un hombre gris escucha en la radio una radionovela. La historia es la de Un crimen perfecto . Revivida por ese hombre, los personajes se comportan como si estuvieran en un cómic, explica el actor Fernando Ramos: el galán es un galán extremado, la mujer fatal es fatalmente fatal. "En este sentido, la comedia funciona como una parodia de la original", añade Ramos.

Estrenada el pasado año, desde entonces más de una treintena de funciones han llevado la obra a escenarios dentro y fuera de Extremadura. Aún le queda otro año de vida a esta trama en la que el espectador ve la mano del destino. Uno planea la vida y esta rompe las previsiones.

UN MONTAJE ANTIBELICO Un soldado vuelve herido de Irak, donde hay una guerra. Inmovilizado en una cama, evoca imágenes bélicas, su pasado, a su familia. No hay posibilidad de recuperación. ¿Puedo morir?, preguntará como un ruego. El mando dictamina que no. Sería un asesinato, dicen. ¿Y las guerras qué son? ¿Por qué hay guerras? "Las hubo, las hay y las habrá. Son algo intrínseco al hombre", dice Jesús Cracio.

El dirige para el teatro Johnny cogió su fusil , un alegato antibelicista. La historia que relata conoció cierta popularidad en los años 70, a pesar de que su autor, Dalton Trumbo, la había escrito en los años 30. Pero el cine se encargó de difundir una dura peripecia ambientada en la Primera Guerra Mundial: la del soldado Johnny, un veinteañero al que una bomba ha destrozado y prácticamente ha incomunicado del mundo. No ve, no oye, no tiene extremidades y aún así logra lanzar algunos gritos de petición de socorro.

En España, el filme se estrenó poco después de su presentación norteamericana. Sorprendentemente, la censura no puso objeción. Llevada al teatro hoy, Cracio, que presenta este montaje en el festival de Badajoz, ha actualizado el discurso y lo ha traído al presente, a la guerra