Un bar de carretera de Valencia de Alcántara. Estamos a cinco minutos de la frontera con Portugal. ¿La frontera? "Hablar por aquí de la raya es muy relativo. Entre las gentes de Almontinho y las de El Pino y entre las de Santo Antonio das Areias y las de El Fragüil, ahí abajo en el río Sever, no había diferencias ni fronteras".

Quienes hablan son Cándido Flores y Manuel Moreno, dos jóvenes historiadores de Valencia de Alcántara que acaban de editar en CD un trabajo de investigación sobre el contrabando en esta zona. "En A Fonte Oscura, que es una aldea española, pero por aquí la siguen llamando Fonte, en portugués, la gente guardaba monedas españolas y portuguesas juntas aunque algunas ya no tenían valor. Aquí no había una clara percepción del espacio, ni del tiempo, ni del valor de la moneda. En la raya todo es relativo... No existe la raya para quienes viven aquí".

Los antecedentes familiares de Cándido y de Manuel son semejantes: ambos tuvieron abuelos jefes de cuadrillas de contrabandistas. El de Cándido tenía un pequeño bar a 100 metros del fronterizo río Sever. "Allí se supone que se dedicaba al comercio con los vecinos y al contrabando. Era una tapadera".

¿El contrabando? Romanticismo para el lector, para el recién llegado. Cotidianidad para el nativo de estas tierras. "Se trataba de algo diario y normal: un vecino necesitaba algo y se lo iba a comprar a otro vecino. El hecho de que tuviera que cruzar la frontera para comprar era secundario". Por Valencia de Alcántara, la frontera estaba abolida mucho antes de que lo dictaminara la Unión Europea.

Sin embargo, el comercio era ilícito, proporcionaba empleo a mucha gente y marcó una etapa boyante en la economía local. Manuel Moreno aún recuerda las andanzas comerciales de su abuelo. "Trabajaba en la zona de El Pino. Era portugués, pero vivió toda su vida en España y aquí se estableció. Contrabandeaba con café. Era jefe de cuadrilla y llegaban con la mercancía a Cáceres, a Torreorgaz y Torremocha, a Arroyo de la Luz en tres noches andando por los caminos, comiendo pan y tocino, temiendo encontrarse con la Guardia Civil".

¿Qué productos se pasaban?.

-- En la Edad Moderna, ganado y lana, lo que representaba un grave problema para la corona de Castilla. Después adquiere una gran importancia el tabaco y en el siglo XX, el café, los frutos secos, el chocolate y los productos de las colonias. En la posguerra, el pan, y en momentos puntuales, materiales como el volframio, que abundaba en esta tierra y era muy solicitado por los alemanes durante la II Guerra Mundial porque resistía muy bien las altas temperaturas y revestían con él el interior de cañones y pistolas. Se pasaba de todo: cuchillas de afeitar, la vajilla, el ajuar... Las sábanas donde dormíamos cuando hicimos la carrera en Cáceres y las toallas de rizo americano con que nos secábamos las habían comprado nuestras madres en Os Galegos.

DE NOCHE BAJO LA LUNA

¿Cómo eran las operaciones?

-- Se pasaba de noche, por eso el halo de romanticismo, la luna... Se organizaban en cuadrillas que tenían un jefe que hacía de intermediario con los suministradores portugueses. Las cuadrillas iban a vender incluso a Madrid. El jefe se quedaba las ganancias y pasaba un sueldo a los demás. Se sabían los caminos a la perfección, dejaban material escondido o colocado al lado de la vía y lo recogían con un gancho desde los vagones. Aún guardamos algunos de esos ganchos en nuestros garajes. No se podían distinguir cuadrillas españolas o portuguesas. Si les preguntas a personajes que salen en los vídeos del CD si son españoles o portugueses, no saben qué responder. Nuestros abuelos eran portugueses, aunque decían que eran españoles porque en un momento determinado les interesó hacerse españoles.

¿Hablan portuñol?

-- Mi madre habla en español, pero en cuanto llegan sus hermanos mayores, se ponen a hablar en portugués, lo que a mi padre le enfada mucho porque lo ve una falta de respeto. Pero es algo natural: para dar una muestra de cariño, recurren al portugués, luego vuelven al español, mezclan vocablos y aunque tengan vocabulario español, mantienen fórmulas gramaticales portuguesas como usar la palabra luego en lugar de ya.

¿Cómo eran los contrabandistas?

-- El contrabandista apuesta siempre a caballo ganador y tiene un gran instinto natural y una capacidad innata para comerciar, para negociar. Uno de los contrabandistas de esta zona de Valencia de Alcántara llegó a hacer tratos con El Corte Inglés cuando el gran almacén empezaba a abrirse camino por los años 50. Le vendía mercancías portuguesas.

Cuentan ustedes en su trabajo que hubo muchos casos de contrabandistas que se hicieron después guardias.

-- Esos casos se dieron sobre todo en La Fontañera, uno de los caseríos típicos fronterizos españoles. Es algo que se ha hecho en otros países en determinados momentos históricos: había un problema, las autoridades no eran capaces de dominarlo y se convertía en guardias o en soldados a quienes representaban ese problema para controlarlos a ellos y que ayudaran a dominar el problema. Aquí, muchos contrabandistas pasaron a las filas de la Guardia Civil y en Portugal también engrosaron las filas de la Guardia Nacional Republicana. Un hermano del abuelo de Manuel era GNR y antes había sido contrabandista y aún viven varios exguardias civiles que habían sido antes contrabandistas.