A mediados de abril del año pasado, y tras un largo periodo de negociación, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente firmó con las autoridades chinas el protocolo de requisitos fitosanitarios que abría este país asiático a las exportaciones españolas de fruta de hueso. Este acuerdo daba la posibilidad al sector frutícola extremeño, un referente en la producción de la ciruela o la nectarina, de introducirse en uno de los mercados con mayor potencial de consumo y ventas del mundo.

Diferentes expertos abordaron recientemente en Badajoz cuáles son los obstáculos que deben afrontar estas exportaciones, pero también cuáles son las oportunidades que ofrecen. Lo hicieron durante el I Foro Agrícola Hispano-Chino, organizado por las consultoras Agromarketing y China In Crowd, junto con Ibercaja, Afruex y Asociafruit, en una iniciativa que estaba dirigida a las empresas interesadas en dar el salto a este mercado asiático.

A pesar de que China es un gran productor de todo tipo de cultivos —en muchos de ellos, el mayor del mundo— es también uno de los principales importadores de fruta a nivel mundial junto con países como EEUU, Alemania, Holanda y Reino Unido. «Concretamente, las frutas que más importa son las berries [bayas] y la fruta de hueso», en la que Extremadura cuenta con «un producto de excelente calidad reconocida a nivel internacional», asegura Valentín Turégano, director general de Estrategia de Negocio de la empresa Tecnidex, quien remarca que si a este elevado nivel de calidad se le unen unas «buenas prácticas agrícolas y un proceso poscosecha óptimo», los exportadores de la región podrán enviar fruta hasta un destino tan lejano como China conservando sus condiciones organolépticas.

La extremeña Tany Nature es una de las pocas empresas españolas que se ha aventurado ya a comercializar en el gigante asiático, aunque, por ahora, de forma muy puntual. El responsable de Desarrollo de Mercado de esta firma, José María Naranjo, incide en que hay que ir paso a paso en este mercado, y apostar decididamente por la calidad si se quiere tener futuro en él. Hace hincapié en que este país asiático es líder mundial en producción de fruta de hueso, así que, «o somos más baratos que ellos, y eso es imposible, u ofrecemos mucha más calidad, que es lo que China exige por encima de todo».

A diferencia de otros países que han tenido éxito en este mercado exportando fruta, como es el caso de Chile o Sudáfrica, cuyas producciones son contraestación, en España «estamos en el mismo hemisferio, con lo cual producimos lo mismo en las mismas fechas». Por eso, «cuando llega la fruta después de 30 días, ellos la tienen recién recolectada del árbol, con lo cual es mucho más fresca».

A pesar de ello, si las cosas se hacen bien, considera que, de la producción extremeña de fruta de hueso, «aproximadamente entre un 6% y un 8% máximo podría tener oportunidad en China», señala.

De momento, apenas si se han hecho envíos. Entre enero y junio el capítulo de frutas, verduras y legumbres no alcanzó siquiera los 360.000 euros comercializados desde la región con este destino, pero con más de 1.300 millones de habitantes el margen para el crecimiento es innegable. Y no solo por el tamaño de la población. Un informe de EAE Business School dado a conocer el año pasado situaba a los chinos como los mayores consumidores del mundo de fruta y verduras (en kilos). En esta línea, el fundador de la empresa China in Crowd, Martín García, señaló en el marco del foro celebrado en Badajoz que se espera que en el horizonte del 2030 se alcance la cifra de más de 280 millones de toneladas anuales de fruta importada. «Es un país que en los próximos años probablemente va demandar mucho producto agroalimentario. Poco a poco tenemos que situarnos y hacer que la marca de producto España tenga su peso en él», resalta Juan Carlos Tejedor, responsable del sector agroalimentario de Ibercaja, que también estuvo presente en la jornada. En papel de las entidades financieras en estos casos debe ser, aclara, ofrecer «fórmulas de financiación y garantizar todas las transacciones comerciales para que los productores que se embarcan en una aventura como es la exportación a un país tan lejano tengan cubierto todo lo que está relacionado con los cobros y pagos, el transporte de mercancías y los seguros».

Una de las mayores dificultades a la que deben hacer frente las exportaciones de fruta a China es el largo periodo de tránsito de la mercancía. Realizado habitualmente por vía marítima, puede prolongarse hasta los 30 días. «Todavía no conozco una fruta que llegue con las calidades que requiere China después de 30 días de tránsito», resalta José María Naranjo. «El gran caballo de batalla nuestro es reducir este periodo. Si fuéramos capaces de dejarlo en 18 días, el mercado cambiaría totalmente, empezaría a ser interesante. Hay que buscar medios para que la fruta llegue rápido», añade este responsable de Tany Nature. Uno de ellos puede ser, sostiene, su traslado por tren directamente desde España.

«Las frutas y hortalizas en general son muy sensibles, por lo que los largos periodos de conservación y transporte pueden ser muy perjudiciales si no se realiza un proceso de conservación óptimo», aclara Turégano. «Es fundamental utilizar productos para evitar la aparición de hongos y para el control de la maduración, los dos principales motivos que causan las mermas», puntualiza este experto en conservación de frutas.

Además, aunque el transporte marítimo suele durar alrededor de un mes, Turégano precisa que este es el plazo «hasta el puerto de destino. Posteriormente, la fruta puede estar transportándose mucho más tiempo, ya que es un país de unas dimensiones extraordinarias, incluso sufriendo cambios de temperaturas si no se realiza un buen proceso logístico». Por este motivo, subraya, «la fruta debe ser tratada con productos poscosecha muy eficaces que eviten la aparición de hongos durante el proceso de conservación y transporte».

Control de todo el proceso

El elevado nivel de exigencia de calidad impuesto por las autoridades chinas y de control de todo el proceso de envío tampoco da margen para que el producto se deteriore. «En ningún lugar del mundo existe un proceso así, es el más complicado que hay», sostiene Hicham Nader, regional manager Madrid & South Spain de DHL Global Forwarding. «Cualquiera puede exportar a Singapur, a Malasia o al mismo Hong Kong, pero a China es imposible a menos que cumplas unas condiciones muy rigurosas», remacha. Entre otras cosas, agrega, «tienes que estar dado de alta por la Aqsic [entidad china de inspección y supervisión], pero no solo como exportador, también las fincas de producción y el almacén donde se tiene que empaquetar el producto». Todas las condiciones en las que tiene lugar el transporte son controladas luego de forma muy estricta. «Al final es un tema de proteccionismo, porque China es también un gran productor de fruta de hueso», arguye.

Para José María Naranjo, más que un hándicap, los elevados requisitos son «un punto positivo». «Si no pusiéramos un protocolo muy exigente en cuanto a lo que son los requerimientos, se mandaría cualquier tipo de fruta. Y no olvidemos una cosa: vendemos marca país y si hay gente que no está especializada en larga distancia y que manda fruta allí, nos pasaría como con otros muchos mercados, que tardaríamos muy poco en cerrarlos», esgrime. En un mercado tan «delicado» como el chino, argumenta, una elevada exigencia actúa de filtro para que sean solo «las empresas que son muy profesionales las que envíen fruta allí».