Esta historia de humor empieza con una tragedia. Quique Macías escucha disparos y sale de su hotel en Mondragón. Muy cerca, alguien acaba de matar a un hombre. En las horas siguientes, el hotel se llena de políticos y asesores. Macías suspende su actuación y le dice a la recepcionista que se marcha. Sube al coche y seis horas después llega a casa. Un día después y el siguiente, la función continúa y ya sí actúa frente al público en otros lugares de España. Ni cuando murió su abuela había cancelado una actuación como hizo el pasado viernes, después de que ETA asesinara al concejal socialista Isaías Carrasco de cinco tiros.

Ahora lo recuerda rápidamente, sin muchas ganas de que esta historia se inmiscuya en Las Noches de Paramount Comedy, el espectáculo que presenta mañana en Cáceres, en el que sus monólogos humorísticos se alternarán con los de Dani Rovira y Pedro Llamas. Pero tras una evocación rápida, puede correrse una cortinilla (que propicia el periodista) y viajar en el tiempo, a sus orígenes como humorista (en medio de las clases de sicología en Salamanca) y cómo cambió su rumbo al ganar un premio en un concurso hace 4 años ("entre 720 tíos"). De ahí saltó a la Paramount Comedy, un canal televisivo que se ha convertido en uno de los principales viveros de humoristas que ha dado España en los últimos años.

LOCALES DE NOCHE La fórmula es importada de Estados Unidos. Woody Allen fue uno de esos comediantes de bares y locales de noche que con un micrófono en mano descifraba los misterios de la vida mientras intentaba arrastrar a la risa a sus espectadores. El propio Allen retrató ese mundo en Broadway Dany Rose .

En España, a partir del éxito del programa televisivo El club de la comedia , la legión de cómicos no ha hecho más que crecer. Tuvo su correlato en la Paramount, de donde han salido humoristas como Eva Hache (presentadora de la última Gala de los San Pancracio de Cine de Cáceres) o Dani Mateo (con programa propio en Localia e intervención en Sé lo que hicisteis... , en La Sexta).

Las giras que la Paramount organiza por teatros y bares de España permiten un contacto directo y cercano de los cómicos con el público. Es ahí donde es fajan en cada salida. Donde adquiren una experiencias que les permita mayor protagonismo

"La experiencia de ser cómico es una cuestión de tiempo. Luego vendrán las ofertas. Ahora cuentan más conmigo; pero no tengo pretensiones. Soy creativo y bien en la tele o en el teatro, como guionista, no de actor, puedo trabajar", explica Quique Macías (Valladolid, 1980)

"No es un medio para un fin", contesta Dani Rovira, un malagueño nacido en 1980, al que sus amigos convencieron para que se presentara a la Paramount, después de recorrer bares, salas de fiestas y teatros haciendo reír. "´Lo tuyo son los monólogos´, me dijeron, así que probé suerte y hace unos dos años y medio entré en el canal".

Para Rovira, formar parte de esta cadena "es un honor, porque es el único canal que existe dedicado a la comedia. Pero no me planteo nada. Lo que tenga que venir, vendrá".

"Yo me conformo con seguir haciendo mis monólogos", dice Pedro Llamas, (Madrid, 1976), que lleva siete años en el canal, después de contar sus historias en una prueba con público. "Te tienen en cuenta, porque Paramount es un referente, así que si les interesas te pueden llamar".

BIOGRAFIA El formato de monólogos ha dado pie a que las biografías de los humoristas se conviertan en uno de los materiales de sus historias. "No hay nada más divertido que decir la verdad", recuerda Macías que dijo Woody Allen. De manera que él y otros como él aportan "un punto de vista personal e intransferible" de las cosas que suceden y que les suceden. "Yo soy un tipo miedoso y torpe con la tecnología, que me jode la vida", explica Macías.

"Uno escribe de lo que le alegra, le inquieta, le cabrea, y así hace que el público pueda identificarse con lo que cuenta", declara Rovira. "El truco es tratar lo cotidiano dándole siete vueltas de tuerca. No nos inventamos nada. Yo observo muchísimo, me fijo en las reacciones de la gente, de las cosas que pasan".

Si Quique Macías se aprovecha de sus miedos y sus torpezas para construir sus relatos, Rovira aplica el surrealismo a sus historias. "Me invento un ser que no existe en la realidad y juego a ver qué pasaría si lo metiera de repente, no sé, en El Corte Inglés". Llamas se presenta como "un cómico formal, tranquilo. Así la gente puede pensar que con lo formal que parezco cómo puedo decir las cosas que digo".

Sin embargo, aún falta tiempo para que la fórmula madure, reconocen los tres. Para que, por ejemplo, puedan introducir la política o que determinados comentarios, según el lugar donde se suelten, no provoquen airadas respuestas. "Hay que hacer aún equilibrios. Si hablas de un partido político tienes que hablar del otro", dice Pedro Llamas.