Como cada comienzo de año, dejar de fumar es uno de los buenos propósitos de estas fechas. Las ventas de productos para abandonar el vicio, como chicles o parches de nicotina, suelen repuntar ligeramente en los meses de enero y febrero y este año no ha sido menos. Viene ocurriendo especialmente desde hace dos años cuando se aprobó la anterior ley antitabaco, menos restrictiva que la actual, que ahora obliga a buscar nuevos aliados contra el vicio.

El producto estrella: los cigarrillos electrónicos --desechables o recargables, que cuestan entre 10 y 40 euros--. Se comercializan en España desde hace dos años y pese a no ser un método para abandonar el hábito, ayuda a calmar la ansiedad del fumador --consiste en inhalar y exhalar vapor de agua mezclado con aromas que recuerdan al sabor del tabaco-- y además producen la sensación de estar fumando, ya sea dentro o fuera del bar o restaurante.

Por ello, en las últimas semanas los extremeños se han ido enganchado a este sistema. Lo dice su demanda, que se ha incrementado "notablemente" en la región, según el director de la distribuidora farmacéutica cacereña Cofex, Javier Bravo. "Como mínimo se venden el doble", dice el presidente del Colegio de Farmacéuticos de Badajoz, Cecilio Venegas. "La demanda de estos productos se ha disparado al menos un 50% y también han crecido mucho las consultas. Es lógico aprovechar el tirón de la ley para dejar de fumar, que ahora resulta más incómodo y caro", explica.

Por su parte, Bravo señala que "desde diciembre y lo que llevamos de enero los cigarros electrónicos sobrepasan las tendencias de los parches o chicles al tratarse también de un producto nuevo". De hecho, hay farmacias que han pasado días sin poder venderlos. "Hay que ir abasteciendo poco a poco, porque al ser novedoso puede haber dificultades para hacerse con él en el mercado", comenta.

Es lo que ha pasado en la farmacia de Cruz Rumbo en Cáceres. "En Reyes lo buscaba mucha gente como regalo y nos quedamos sin ello, lo pedimos pero estaban agotados; ahora el boom ha pasado un poco y los traigo por encargo". Pero el mensaje es ya tranquilizador.

Una de las empresas que comercializa estos cigarrillos recargables desde su llegada a España hace dos años, Cigar Clean, ha duplicado el número de pedidos que les solicitan desde la región, a través de Cofares. "Si antes en un año distribuíamos unos 12.000 en Extremadura --el 5% del total nacional--, ahora andamos por los 25.000", apunta su responsable, Rafael Lozano. Esta situación ha obligado a aumentar la producción en China, donde se fabrican, porque "se han desbordado las previsiones pese al importante stock, pero ya está solucionado". "Llamar incremento a la demanda de las últimas semanas es quedarse corto, ha sido una locura", señala Lozano.

Menos tirón ha notado el presidente del colegio farmacéutico de Cáceres. Pedro Claros reconoce un incremento en la demanda de estos productos --con y sin receta médica-- pero "ligero". Sobre todo lo que detecta es más demanda de información. "Ahora quieren saber cuándo se incluirán estos productos en la Seguridad Social", una propuesta de la ministra Leire Pajín, que el Servicio Extremeño de Salud ya ha rechazado.

Según Claros, este repunte hace pensar que la ley disminuirá "mucho el número de fumadores en la región, sobre todo los sociales". Está claro que ha sido un detonante para abandonar el vicio y la gran mayoría pide ayuda farmacéutica para hacerlo, aunque lo primero es mentalizarse, señala Rumbo. "Cuando alguien me pregunta que métodos existen, lo primero que hago es demostrarle que con lo que muchos fuman se podrían ir de vacaciones". Después le muestra los tradicionales parches, chicles y cigarros desechables y el tratamiento Champix --con receta médica--, que cuesta 300 euros, "menos que fumar 20 cigarros al día durante tres meses".