Su madre estaba a punto de dar a luz, le quedaban un par de semanas, cuando recibió la visita de un matrimonio con el que tanto ella como su marido conservaban una vieja amistad. Venían de Madrid, adonde se mudaron durante la Guerra Civil, a pasar unos días en el pueblo. Corría el año 1951. Durante la estancia, ambos le insistieron a la futura parturienta para que se fuera a la capital con ellos a tener allí a su bebé, porque iba a estar mejor atendida. «Mi madre accedió, con el consentimiento de mi padre». Pero las cosas no salieron como esperaba. Tras el parto, no pudo ver a su hija (había sido niña). «El médico le contó que había nacido con una vuelta en el cuello y que había fallecido. Pero no le explicaron nada más, ni le dieron una caja con los restos, ni nada. Ella fue una de esas mujeres que sufrió el robo de un recién nacido».

Quien narra la historia es Pedro Díaz Muñoz, un extremeño de casi 70 años que investigó el caso de su familia hasta que llegó al fondo. Lo que él cuenta ocurrió en el municipio pacense de Santa Amalia (que actualmente ronda los 4.200 habitantes).

«Yo tenía unos cuatro años cuando pasó y siempre guardé el recuerdo de que era algo muy extraño, lo sentía así. Cuando salieron a la luz los casos de niños robados supe que mi madre había sido una de las víctimas. Acudí a una asociación del País Vasco y me dijeron que fuera al hospital de Madrid donde dio a luz. Y me mandaron al cementerio. Allí me explicaron que en esos casos se enterraban en una fosa común y que ya no era posible ningún tipo de identificación».

Pedro Díaz guarda la supuesta acta de defunción que les dieron como la mayor prueba de lealtad a su madre. En el mismo se puede leer que «D. feto femenino falleció el 9 de agosto». También se «ruega» que se den las órdenes oportunas para su enterramiento gratuito. Y escrito a lápiz aparece la palabra «aborto». «Es todo muy extraño, porque además se dice que mi madre dio a luz en casa del médico y no en el hospital».

A medida que fue accediendo a más información descubrió que quienes practicaban este delito contaban con «cómplices que iban a los pueblos en busca de mujeres embarazadas a punto de dar a luz para luego robar a los bebés y dárselos a matrimonios que no podían tener hijos». Era la descripción de lo que sufrió su propia madre. «En la época en que nos pasó a nosotros -continúa Pedro Díaz- era una manera de hacerle más daño a los vencidos. Y claro, mi padre era republicano».

SIN APOYO / Su testimonio es uno de los 300.000 casos que, se estima, hubo en España entre los años 1940 y 1990. En Extremadura la cifra ronda entre los 60 y los 65 según los datos que pudo recopilar la sede extremeña de la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (Anadir), la cual tuvo que desaparecer por falta de ayudas. De hecho, su presidenta, Felisa Sierra, se lamentó en mayo de 2012 que no habían recibido ni una sola llamada por parte del Gobierno regional.

«Pero hay muchos más casos de los registrados porque sigue habiendo mucho silencio en este tema en Extremadura. Primero se usó como medio de represión, luego como un negocio en el que monjas y médicos estaban implicados y ya afectó a toda la sociedad», explica el diputado socialista Fernando Ayala, quien ha querido poner de nuevo el foco sobre asunto con la propuesta de creación de una oficina autonómica para atender a familias de niños robados. No es una petición nueva ni mucho menos, pero, acorde como están llevando a cabo otras comunidades, el tema vuelve a estar sobre la mesa.

Ayala asegura que la semana pasada tres personas más se han puesto en contacto con él para contarle su propia vivencia. «Por ejemplo, el caso de unos mellizos en el antiguo hospital provincial de Badajoz. Uno nació con problemas y el otro sano, y al final los médicos dijeron que el sano había muerto. Son historias que hay que contar», expresa.

A Pedro Díaz al menos le queda el consuelo de que la historia de su madre salga a luz y se sepa la injusticia que se cometió con ella. «Que te roben a tu hija recién nacida y no te expliquen nada es muy duro», expresa.