Un incendio iniciado en la tarde de ayer cerca de Montehermoso ha quemado en torno a mil hectáreas de monte bajo, rastrojos, pastos y algo de dehesa. Según los datos facilitados por la Junta de Extremadura antes del cierre de esta edición, el fuego seguía activo y en su extinción trabajaban medios terrestres y aéreos de la administración autonómica y del Ministerio de Medio Ambiente procedentes de Getafe y Avila. Además, ayer noche se originó otro incendio en el término municipal de Casillas de Coria.

El consejero de Desarrollo Rural, Francisco López Iniesta, informó que el fuego comenzó sobre las 13.30 horas cerca de Montehermoso. El fuerte viento avivó las llamas y las extendió hacia las localidades cercanas de Guijo de Galisteo y Morcillo, aunque ninguna de las poblaciones se vio afectada.

Iniesta dijo que el terreno quemado, "perimetralmente afecta a 800 y 1.200 hectáreas" y que lo que se ha quemado, "es monte bajo" y el fuego no ha afectado por completo las encinas. Es un fuego tranquilo porque es una zona llana y, "es un suelo que se puede recuperar en las primeras lluvias", comentó.

CONTROLADO El consejero, que se encontraba en el lugar del incendio junto con el presidente de la Diputación de Cáceres, Juan Andrés Tovar, explicó que los esfuerzos se concentraron en el frente norte y que la situación iba mejorando a lo largo de la tarde. El objetivo era tener controlado el incendio antes de que anocheciera puesto que los trabajos son más dificultosos.

A los medios de la Junta de Extremadura se han sumado un helicóptero de gran capacidad, una brigada Briz con otro helicóptero y tres hidroaviones, todos ellos pertenecientes al Ministerio de Medio Ambiente.

Por parte de la Junta estaban en la zona dos hidroaviones, una brigada Briz con helicóptero, cuatro helicópteros del Plan Infoex, uno de gran capacidad para 5.000 litros de agua procedente de Plasencia, cuatro máquinas de desbroce y 120 efectivos de superficie del Plan Infoex.

TEMOR En la tarde de ayer numerosos vecinos, especialmente de Montehermoso, no tuvieron reparos en coger sus coches para adentrarse en los caminos rurales para ser testigos directos de los distintos núcleos de incendio que se originaron cerca de su pueblo y ver los efectos de este desastre medioambiental.

Pero, aquellos que tenían sus casas cerca de los terrenos donde se originó el incendio expresaban en sus rostros cierto pánico al ver que el humo rozaba la población, aunque al final el fuego no afectó a las viviendas.