La marcha atrás de Corsán-Corviam cayó ayer como un jarro de agua fría entre los trabajadores del grupo Himexsa-Tecnoagua que ya se temían lo peor desde que el viernes pasado empezaron a circular los rumores. Los delegados sindicales consultados ayer prefirieron agotar el plazo de una semana que les ha pedido la empresa aunque es obvio el clima de desasosiego que se ha instalado entre los 240 trabajadores, cuyo porcentaje de eventuales no supieron aclarar ayer. "Nos han pedido tranquilidad --dijo uno de ellos-- pero la semana que viene ya veremos si cobramos o la empresa va a la suspensión de pago". Pese a lo desesperanzador del momento, todos conservan un hilo de confianza en Emilio Serrano, el empresario que levantó este imperio y está luchando porque sus empleados tengan una salida digna.