Ocurrió en Miajadas, en el domicilio que Jesús Saavedra compartía con la madre de la pequeña. Esta, junto con un hermano dos años mayor que ella, acudieron a pasar unas vacaciones con su madre desde un centro de menores de la Junta en el que se encuentran tutelados.

Todo comenzó el 15 de agosto del 2002. Sin motivo aparente la niña fue objeto de las iras del compañero de su madre --ésta declaró que estaba de mal humor porque había perdido su trabajo--. Fue pateada, golpeada con los puños y diferentes objetos, quemada con cigarrillos e incluso atada y encerrada en un patio. No se la permitía entrar en la casa ni para dormir y no se la daba ni comida ni bebida.

Una conocida de la familia dio la voz de alarma. "No veía a la niña y un día su hermano me dijo que Jesús la tenía castigada; sospeche algo extraño y avisé a la trabajadora social del ayuntamiento". Esta y su compañera del centro de salud de Miajadas avisaron a los responsables de la Junta.

El director y un educador del centro de menores de la Junta en el que la niña reside acudieron de inmediato a Miajadas y la rescataron de su calvario el 30 de agosto. "Logramos entrar en la casa y la encontramos encerrada en un patio, en estado de shock y deshidratada", declararon durante el juicio.