De los poco más de un millón de extremeños con derecho a asistencia sanitaria, unos 200.000 disponen ya de la nueva tarjeta sanitaria, que incorpora a la izquierda un chip. En el mismo va la información encriptada "por seguridad", afirma el director de Planificación, debido a que este es utilizado para tramitar la receta electrónica. Pero en la tarjeta, que solo tiene 64 kb. de capacidad, "no viaja la información clínica del paciente", señala Vergeles, para evitar que alguien ajeno al sistema pudiera utilizarla si el paciente la pierde. Los que no tengan la nueva tarjeta (que tiene un coste para la Junta de poco más de un euro), deberán esperar algún tiempo: "es muy costoso hacerlas todas de golpe --apostilla Vergeles--, y además caducarían al mismo tiempo, lo cual nos acarrearía un problema importante para renovarlas". El sistema se quiere exportar al resto de países de la UE, "pero ahí tendremos que luchar contra el problema idiomático", concluye el director general.