Los orígenes de la fiesta se remontan a hace más de 200 años, cuando en Villanueva de la Sierra un cura llamado Ramón Vacas Roxo, acompañado de los maestros y niños de la escuela del pueblo, decide que en la fiesta del martes de Carnaval, plantarán árboles en conmemoración de la Libertad. El sitio escogido será el ejido del pueblo y la arrollada de la Mora, enclaves húmedos en la periferia del caserío, donde son apropiados los álamos por su apetencia a la humedad, buena sombra y rápido crecimiento. De esta decisión se da cuenta a las autoridades, que rápidamente se suman a la idea y son los alcaldes Pedro Barquero y Andrés Hernández quienes deciden organizar tres días de fiesta, a los que se suma todo el vecindario, alegrando el ambiente con música de tamboril y regado con buen vino gratis las gargantas de los asistentes.