Tener un coeficiente intelectual por encima de 130 cuando la media es 100, una memoria superior, un rico vocabulario a cualquier edad, dotes especiales para una actividad o una pasión irrefrenable por aprender o enfrentarse a retos constantes no resulta tan fácil como la sociedad puede imaginar.

En Extremadura, según los datos del Ministerio de Educación del curso 2010-2011, hay 116 niños en edad escolar --la mayoría cursan Primaria en centros públicos-- que tienen reconocidas capacidades intelectuales que van mucho más allá de lo habitual, pero los expertos aseguran que al menos el 2% de la población tiene altas capacidades, por lo que podría haber más de 3.500 alumnos talentosos o superdotados --término que el ministerio dejó de usar-- en la región. Pero su detección no es fácil y mucho menos su atención en unas aulas cada día hay más diversas. "Esa diversidad es enriquecedora si se sabe manejar y aquí no estamos preparados para ello", explica Maribel Blanco, psicóloga y pedagoga de un equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica de la Consejería de Educación, que valora a estos alumnos en Cáceres.

Los padres y los profesores son los que alzan la voz cuando aprecian unas capacidades fuera de lo normal, lo que ocurre es que no existen recursos para detectar los casos y hay recelo. Y es que la superdotación se esconde en muchos casos tras el fracaso escolar. Se enmascara en comportamientos como déficit de atención o hiperactividad por aburrimiento o desmotivación, rechazo a la escuela, aunque también van acompañados por una precocidad en el aprendizaje. "Sin recursos para detectarlo y atenderlos estos alumnos queda mal valorados y por desgracia llegan hasta a ser tratados con medicamentos y terapias", cuenta Alicia Rodríguez, presidenta de la Asociación Española para Superdotados y con Talento (AEST).

Pero ese mal comportamiento es el que puede denotar que hay algo más y en la región supone el principal aviso. El 70% de los alumnos con altas capacidades tienen problemas de bajo rendimiento escolar, fracaso e incluso marginación, precisamente porque no están reconocidos", explica la orientadora. Y una curiosidad: es más fácil detectar a los niños que a las niñas. "La actitud de las chicas pasa más desapercibida como niñas aplicadas, silenciosas o trabajadoras". De hecho, solo 23 de los 116 alumnos reconocidos en Extremadura son chicas.

El equipo de esta experta de Educación --hay al menos 4 en la región-- atendió el curso pasado siete casos y en lo que va de este ha valorado a dos niños. "Cada vez son más las demandas porque no ha existido una cultura al respecto y nos estamos sensibilizando". Blanco reconoce que el sistema escolar ha estado centrado en trabajar más el déficit que la superioridad. "Hay menos cultura, menos formación del profesorado y menos recursos, pero hay una tendencia al cambio".

Colectivos como AEST reclaman ese cambio ya. "No son ni más ni menos que nadie, solo son diferentes y como toda diferencia necesita ser llevada de manera que les permita su crecimiento armónico", cuenta Rodríguez. Y es que no todo es capacidad intelectual, "deben desarrollarse igualmente en la sociedad y su parte emocional".

Tener altas capacidades no significa solo tener un coeficiente intelectual superior a 130 , como fija la OMS para la superdotación. "Eso es una referencia necesaria, pero no definitiva". También se valoran creatividad, motivación, compromiso,...

Una vez confirmada la alta capacidad del escolar, los especialistas tienen tres opciones. Una es adelantarles de nivel. "Eso tiene ventajas pero también muchos inconvenientes porque puede que el nivel intelectual no sea similar a su nivel de madurez emocional y eso produce un desequilibrio". Otras opciones son agrupar a los alumnos con altas capacidades, lo que requiere que haya varios casos en un centro, o desarrollar un programa específico de enriquecimiento pero sin perder

de referencia a su grupo de iguales. La fórmula elegida varía en función del contexto. Existen otras propuesta basadas en la metodología de aula, que respetan más las diferencias y velan por la integración, "pero aún hay que profundizar".

MUSICA O AJEDREZ Están acostumbrados a los talentos en disciplinas como la música o el ajedrez. En el Club Linex Magic, su presidente, Juan Antonio Montero, afirma que es habitual que sientan predilección por el ajedrez "porque les supone un reto, eso les engancha, y es beneficioso porque les pone en situaciones a las que no se enfrentan normalmente y aprenden a conocerse".

Sobre las altas capacidades también hay que desterrar mitos: "para nada son personas perfectas, ni raras, ni desadaptadas socialmente y no son pocos; es falso que no necesiten atención específica por su intelecto, todo lo contrario, son bastantes vulnerables al fracaso si no son atendidos; ni es cierto que sea bueno presionarlos; y por supuesto "cada alumno es diferente y requiere de una atención distinta".

Los expertos reconocen que aún queda mucho por hacer en éste ámbito y no solo para evitar un fracaso personal "sino también porque son individuos que se necesitan para el progreso de la sociedad y es una pena que se desperdicie su gran potencial". Por eso fuera del sistema educativo, hay asociaciones que realizan actividades y encuentros entre familias. El reto es enorme y apasionante, "pero todavía no resulta fácil para el alumno, ni para sus padres, ni para los profesores", precisan.