Las cajas de las medicinas aportan una información completa sobre el medicamento. Así, figuran símbolos como un círculo, que indica que hace falta receta. Si el círculo está partido, se trata de un psicótropo y si es negro es un estupefaciente. Dos triángulos unidos por el vértice apuntan a una caducidad inferior a cinco años, y el clásico símbolo de cristal de hielo, que debe guardarse en frigorífico.

También figuran siglas. EFP es de especialidad publicitaria (puede anunciarse y su venta no precisa receta), EFG es un genérico, DH corresponde a diagnóstico hospitalario, ECM apunta a un especial control médico, H es para especialidades de uso hospitalario y TLD es tratamiento de larga duración.

En cuanto al lote, informa sobre la fecha y proceso de fabricación. La fecha de caducidad se indica por dos números: el primero es el del fin de mes y el segundo el del año. Así, 11-03 supondría que el fármaco puede consumirse hasta el 30 de noviembre del 2003.

Otra información relevante corresponde al excipiente, sustancia que se añade para facilitar la administración y mejorar la acción del fármaco. Debe conocerse para evitar efectos indeseados, como es el caso del azúcar que puede añadirse a un jarabe para mejorar el sabor, pero que perjudica a los diabéticos.