Las adjudicaciones para obras del Ministerio de Fomento en Extremadura han caído de forma clara en los nueve primeros meses del año respecto al mismo periodo del año anterior. Así, entre enero y septiembre del 2003, y según los datos del propio ministerio, se adjudicaron obras por valor de 217 millones de euros, mientras que en los mismos meses de este año las adjudicaciones suman 89 millones, esto es, un 59% menos.

La situación se agrava especialmente en los últimos seis meses del periodo considerado (abril-septiembre), ya que las adjudicaciones bajan un 93%, pasando de 133 millones a nueve.

A nivel nacional, el descenso es mucho menos acusado, puesto que las autorizaciones para iniciar obras bajan un 38%, veinte puntos menos que en Extremadura, y en el último semestre la caída es del 66%, treinta puntos menos que en la región.

Esto supone que la merma en contratos adjudicados no se reparte de igual modo entre todos los territorios. Así, crecen de manera significativa (entre dos y cuatro veces respecto al 2003) Galicia, Baleares, Cataluña y Castilla-La Mancha, y caen más incluso que Extremadura las regiones de Asturias, Andalucía y, especialmente, Madrid.

SIN MEJORAS Además, la situación no tiene visos de mejorar a medio plazo para la región extremeñas, a tenor de los datos sobre licitaciones en curso que maneja la patronal del cemento Seopan. Según sus cifras, los concursos para obras públicas estatales puestos en marcha entre enero y septiembre y que afectan a proyectos en Extremadura suman 175 millones de euros, es decir, la tercera parte de lo licitado en el mismo periodo del año anterior.

En este caso el contraste con la situación nacional es aún más evidente, porque para los mismos periodos de tiempo, las licitaciones en toda España se incrementaron, y pasaron de poco más de 8.700 millones a rondar los 9.000 millones.

Esto significa que el peso de las licitaciones estatales en la región sobre el total de España cae del 5,2% del 2003 al 1,9% este año. Para encontrar una situación igual habría que remontarse al año 2000, cuando el peso extremeño en la licitación estatal fue de apenas el 1,4%, incrementándose hasta el 4,6% en el 2001 y cayendo luego al 2,8% en el ejercicio del 2002.