Cree fervientemente en un mundo más sostenible con el medio ambiente y con las personas, preocupado por las zonas rurales, por la justicia social y por el futuro que se dejará a las generaciones venideras. Irene de Miguel, ingeniera agrónoma, nació en Madrid hace 34 años y hace seis eligió Extremadura para empezar junto a su pareja su proyecto vital centrado en la agricultura ecológica, el desarrollo rural y la biodiversidad cultivada. Hace menos de un año llegó a la primera línea política prácticamente por casualidad y todavía se sorprende cuando la llaman diputada. Preside el grupo parlamentario y es por ello una de las voces con más peso en Podemos, aunque reconoce que en su partido no existe la jerarquía que hay en otros. Comprometida, intenta compaginar su nuevo trabajo con el cuidado de sus dos hijos --una niña de 4 años y un niño de 2-- y así seguirá al menos tres años más aunque no descarta repetir en la próxima legislatura "si el proyecto me sigue ilusionando como hasta ahora", cuenta.

--¿Por qué entró en política?

--Veía a Podemos muy urbanita, yo vivía en el mundo rural y creía que le faltaba esa visión tan importante sobre todo aquí. Empezamos a formar el círculo comarcal de Las Villuercas, me encontré con gente muy comprometida, con unas ideas parecidas a las mías y me fui enganchando.

--¿Había imaginado alguna vez llegar a ser diputada?

--Nunca en la vida. No era algo que me atrayera para nada, es más, había sido hasta abstencionista en algunas elecciones, no me veía representada y la política institucional no entraba en mis planes. Esto es algo temporal, coyuntural, circunstancial en mi vida, será un periodo en el que dedicaré todo mi esfuerzo a intentar mejorar las cosas, pero mi vida real está fuera de la política.

--¿Cómo ha cambiado su vida desde que llegó a la Asamblea?

--Radicalmente. Llevaba una vida en un pueblito de 2.000 habitantes, mi día a día era el trabajo en el campo y sobre todo la crianza y me he tenido que mudar a Mérida entre semana. La política es una actividad muy absorbente pero estamos haciendo grandes cosas y me ilusiono todos los días.

--¿Se arrepiente del cambio?

--No, para nada. Ha sido difícil al principio pero estoy muy contenta.

--¿Qué aporta usted a la política?

--Sobre todo la visión hacia un nuevo modelo productivo más sostenible con las personas y con el medio. Ahora estoy bastante volcada en explicar todos los efectos que va a tener el tratado de libre comercio entre Europa y EEUU (TTIP). Mi visión va por intentar trasladar que otra forma de producir, otro modelo productivo es posible con otros criterios que no sean el de la competitividad sino el de la cooperación, por otro tipo de relaciones comerciales que engloben principios como el de solidaridad, una economía más justa y solo así podemos avanzar hacia un futuro en Extremadura mucho más sostenible y que ayude a minimizar los problemas que tenemos.

--¿Para qué está sirviendo Podemos?

--Para poner en el centro de las políticas a las personas más que a los beneficios de las grandes empresas. Para que cambiemos esa visión de la política que en el fondo tiene que ser una herramienta útil para los ciudadanos. Podemos ha sido aire fresco en la Asamblea, hemos abierto puertas y ventanas y se está demostrando que hay otra forma de hacer política mucho más participada. Nosotros no paramos de reunirnos con la gente.

--Como presidenta del grupo parlamentario, ¿cuál es su papel? ¿Es el apoyo de Alvaro Jaén?

--En absoluto. Somos un equipo muy compenetrado y no me veo en un nivel diferente del que tiene Alvaro. El sí tiene más visibilidad en los medios, yo intento llevar a rajatabla mi conciliación familiar y eso es complicado con la exhibición pública, pero no estoy en un segundo plano, somos un buen equipo formado por seis diputados y otras seis personas contratadas y todos compartimos, proponemos y nos respetamos. Ahora, no tenemos un pensamiento único y esas diferencias nos enriquecen. Además, contamos con un consejo de ciudadanos que también nos enriquece y nos diferencia del resto de grupos en los que noto una jerarquía absoluta. A mí solo se me dirige el portavoz o al principio ni eso, sólo hablaban con Alvaro. Ahora han tenido que ir cambiando porque han visto que tengo la misma potestad.

--¿No se dirigían a usted por ser mujer o por no liderar el partido?

--Por ambas cosas, pero sobre todo por ser mujer joven. Yo me he encontrado situaciones que no han vivido mis compañeros hombres: el paternalismo, la condescendencia,... actitudes que no se consideran machistas por la mayor parte de la sociedad pero en el fondo sí lo son porque no te están tratando de igual a igual, te están tratando como si te tuvieran que explicar varias veces las cosas cuando me considero una persona inteligente.

--¿Es más difícil para la mujer alcanzar un puesto de responsabilidad?

--Sí, tenemos un techo de cristal que aún no se ha sorteado. Poco a poco va permeando la idea de que hay que dar espacio para visibilizar y que hay que aplicar políticas que faciliten la llegada de las mujeres pero seguramente mi hija seguirá teniendo muchos obstáculos porque esto va muy lento. Tenemos que empoderarnos y hacer un esfuerzo por ganar espacios en todos los ámbitos y la política tiene que ser el espejo.

--¿Cuál ha sido la decisión más complicada en estos 10 meses?

--No hacer enmiendas parciales al presupuesto del PSOE pactado con el PP. Fue complicado pero elegimos la mejor opción, que era no ser cómplices de unos presupuestos de sufrimiento y recortes. Pero sí me creó muchas dudas y alguna noche sin dormir. Sabía que tendríamos que hacer una labor pedagógica importante para explicarnos.

--¿Se entendió esa inacción?

--Fue una inacción relativa porque estudiamos muy a fondo los presupuestos y las enmiendas. Realizamos un trabajo muy exhaustivo además del que ya habíamos hecho en nuestra propuesta que fue ninguneada. Creo que la sociedad sí entendió nuestra posición porque nosotros no hemos venido aquí a hacer un paripé ni por supuesto somos la muleta del PSOE. Hicimos más de 20 actos por toda Extremadura y la gente acabó agradeciendo ese trabajo de transparencia y de acercar las instituciones. Además, el trabajo de los diputados no dura un mes, dura cuatro años y hemos demostrado con creces que trabajamos muchísimo más que el PSOE con 30 diputados y que el PP con 28.

--¿De qué se siente más orgullosa?

--Pues llegué hasta emocionarme en el pleno cuando aprobamos que la Junta prohibiera el uso de herbicidas químicos en los espacios públicos. Para mí era algo muy importante, llevaba pensando mucho tiempo que nos estábamos envenenando y que debía haber otras maneras sin tener que utilizar productos que están demostrados que son cancerígenos. Saber a qué esfera había que llegar para prohibir eso era una preocupación que siempre me había rondado y cuando me vi en el pleno defendiéndolo me emocioné tremendamente. También sacamos adelante la propuesta para flexibilizar la normativa higiénico-sanitaria de las pequeñas producciones que me parece clave para el mundo rural, pero todo eso se reduce al final a que el gobierno tenga a bien implementarlo o no y se sigue echando herbicida en las cunetas.

--¿Tienen futuro los pueblos?

--Con las políticas que se están haciendo, difícilmente. La despoblación sigue incrementando y es un

drama porque el mundo rural es el que nos provee de alimentos, de energía,... Este verano se han quemado 8.000 hectáreas en Gata y más allá de quién tiene la responsabilidad, una de las causas ha sido la despoblación, el monte no estaba gestionado como hace años porque ya la gente no vive en los pueblos ni del monte ni de la agricultura. La política de lucha por el mundo rural debe ser prioritaria porque ahí están nuestras raíces como sociedad y nuestra cultura y no se cuida.

--¿Cómo se puede contribuir al desarrollo de los pueblos?

--Poniendo los recursos productivos y financieros a disposición de la gente que quiera emprender en el mundo rural. Nos estamos encontrando con pueblos donde no solo hay una gran despoblación sino un gran envejecimiento con lo cual no van tanto las políticas por fijar población como por atracción de nuevos vecinos y vecinas y para eso la Administración tiene que ser facilitadora de ese proceso de recuperación poblacional y no lo que estamos viendo con Gata, que gente que lo ha perdido todo y quiere volver a montar su negocio se está yendo por las trabas burocráticas.

--¿Cuál es el principal problema que tiene Extremadura ?

--Que no tenemos un modelo productivo que pueda absorber a las 132.000 personas que están en desempleo, que nuestro modelo está totalmente agotado y que se están aplicando las mismas políticas desde hace 20 años. No veo una salida a la gente que está buscando empleo.

--¿Qué propone Podemos?

--En los presupuestos proponíamos intentar crear un modelo productivo más sostenible en el medio-largo plazo, apoyado en la transformación de nuestros productos primarios. Extremadura está produciendo a una altísima calidad pero al no hacer la transformación todo nuestro valor añadido se va fuera. También hay que apostar por las infraestructuras, por un ferrocarril de mercancías, y sería importante que la Administración fuera un reflejo del consumo: que en todos los centros donde tiene restauración colectiva se utilizaran productos extremeños y para eso no podemos solo dedicarnos al tomate, al arroz y al maíz, tenemos que diversificar las producciones. Tampoco podemos olvidar la potencialidad para las energías renovables, ese camino hacia una transición energética hay que empezarlo ya. Eso son dos pilares en los que la región podría apoyarse para ese cambio de modelo productivo, que no es reindustrializar ahora Extremadura, ese barco ya pasó.

--¿Es posible impulsar el desarrollo de la comunidad sin industrias como la refinería?

--Por supuesto, la refinería es un proyecto del pasado, no podemos volcar la economía de una comarca en una industria con un solo inversor, porque entonces pasará como en la mina de Aguablanca, que cuando la coyuntura económica hace que esos inversores decidan irse, dejamos hundida toda una comarca. Apostamos por industrias más pequeñas para que haya más diversidad.

--¿Cómo están las relaciones con el Partido Socialista?

--Aquí tenemos una situación diferente al resto de comunidades, vemos que el PSOE no es que no haya puesto la otra mejilla al PP, es que el señor Vara se está poniendo de rodillas ante el PP. Aquí el PSOE y el PP difícilmente se diferencian. Es complicado pero si el PSOE quiere ponerse a aplicar su programa nos va a tener de su lado.

--En otras comunidades está habiendo alianzas entre las fuerzas de izquierdas, ¿por qué aquí no?

--Supongo que los presidentes de otras comunidades no tienen carnés de Alianza Popular. En Castilla-La Mancha estamos viendo como García-Page ha aprobado el 90% de las propuestas de Podemos que eran progresistas y vemos cómo la deriva es otra, pero tanto aquí como en Andalucía nos encontramos con un PSOE más reaccionario a implementar todas esas políticas progresistas. Ellos son los que tienen que dar cuenta a su electorado.

--¿Hay diálogo con el PP?

--Ha apoyado algunas de nuestras propuestas como la comisión de investigación de Gata o la de estudio sobre los efectos del TTIP a la que el PSOE se opuso, pero en otras cuestiones estamos a años luz.

--¿Se ha planteado un posible apoyo a una moción de censura?

--En estos momentos no, no está sobre la mesa en absoluto.

--¿Le preocupa el aviso de Montoro?

--Por supuesto, me parece un problema gravísimo porque esto se traduce en que habrá más recortes aún de los que ya nos proponía la señora Pilar Blanco-Morales. Decíamos que estos presupuestos eran de sufrimiento, pero después de lo que ha dicho el señor Montoro serán unos presupuestos trágicos.

--Merkel y Obama se han reunido para acelerar el TTIP, ¿qué consecuencias tendría para la región?

--Tremendas porque nuestro modelo productivo se basa en la agricultura y sería abrir las puertas a un sistema agroindustrial como es el americano superintensivo en el que nos va a ser muy difícil competir en igualdad de condiciones. Las empresas americanas son de media 13 veces mayores que las europeas en agricultura. Además, se rigen por otras normas que les permiten usar otros productos que aquí están prohibidos y supondría que entrara un aluvión de productos agroalimentarios en plena competición directa con nuestras pequeñas economías agrícolas.

--¿Dónde se ve dentro de 3 años?

--Me gustaría verme en el campo, en mi huerta que es donde soy más feliz pero creo que el momento de dar el paso e intentar cambiar las cosas es ahora. He dejado a un lado mis proyectos más personales por este colectivo que me ilusiona mucho y si sigo ilusionada dentro de tres años igual repito; si ya me he desilusionado del todo estaré muy contenta de irme a trabajar en la agricultura. Pero en Extremadura, por supuesto.