Isabel Rolán, presidenta de la Asociación Oncológica de Extremadura, sufrió un linfoma de Hopfkin, un tipo de cáncer que se origina en el sistema linfático. "Es un tumor que se cura bien, aunque tuve problemas añadidos por la tardanza en el diagnóstico", afirma.

Isabel estuvo bastante grave, aunque ahora para ella el cáncer se ha convertido en "una enfermedad crónica", ya que aunque los médicos consideran que está completamente curada, se tendrá que realizar revisiones periódicas durante toda la vida. Tenía 46 años cuando le diagnosticaron la enfermedad. "Me encontraba mal, siempre tenía fiebres leves y cansancio, anemia... La verdad es que a los médicos les costó saber lo que me pasaba, porque los tumores no dieron la cara, no se me inflamaron los ganglios ni nada", asegura.

Y finalmente, tras unas pruebas y una biopsia, los facultativos confirmaron el cáncer linfático. "Voy a luchar, y voy a salir adelante", es lo que se planteó Isabel entonces. "Cuando me empezaron a dar la quimioterapia, lo pasé muy mal, y me costó mucho salir, pero aquí estoy. Y le digo a todo el que esté en esta situación, que tenga mucha fuerza, que parece que no se acaba nunca, pero que los pensamientos positivos son fundamentales para la recuperación.

A día de hoy, con 60 años y la enfermedad superada, confiesa que ha sido "algo bueno que ha merecido la pena" y que le ha dado la oportunidad de valorar "otras cosas antes insignificantes", y sobre todo, "a trabajar en el Instituto Oncológico para prestar apoyo a personas que lo están pasando mal, pero que ante todo, tienen que tener claro que cáncer no es igual a muerte, sino a enfermedad".