Este actor (Madrid, 1972), de una tradición familiar teatral que viene del siglo XIX, protagoniza hoy en Almendralejo ´Margarita la tornera´, de Zorrilla

Hoy se cierra el telón para Margarita la tornera , el precedente de Don Juan Tenorio . Si en aquella obra, Zorrilla condena a su personaje, en esta lo salva, explica Jacobo Dicenta, que protagoniza el montaje dirigido por Daniel Pérez. El actor afirma que esta noche en Almendralejo será especial. La última de una obra en la que ha dejado un "pedazo" de su vida. Intérprete fundamentalmente teatral, Dicenta ha aparecido en papeles episódicos en televisión (Fago ) y cine (Camarón ). Tras echar el cierre a Margarita la tornera , será Mortadelo en un musical sobre los populares personajes de Federico Ibáñez.

--¿Como un personaje como Don Juan ha podido convertirse en mito de lo español?

--Yo creo que por el juego de la seducción que despliega. Ese es su poder y a día de hoy eso es lo que puede atraer.

--Pero ese Don Juan ya no tiene nada que hacer con las mujeres de hoy.

--No, no. No creo que se dejen engañar por un personaje como él. Aunque creo que ese tipo de hombres sí existen; pero me parecen despreciables. Ahora bien, hacerlo sobre un escenario es atractivo porque los canallas acaban cayendo simpáticos.

--¿Y Margarita es sumisa?

--Es una novicia que no conoce nada del mundo y sí, es sumisa.

--¿En qué es diferente Margarita la tornera de Don Juan Tenorio?

--En que Zorrilla redime a su personaje en el Tenorio y lo condena en Margarita la tornera : aparece como un ángel caído, como un demonio. Ha destrozado su vida y no se arrepiente, así que se autocondena a una vida de maldad.

--Usted es actor de escuela. ¿En qué se nota?

--Pues no sé. En la Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid adquirí una base. Pero luego uno aprende encima del escenario. Y aunque he estudiado el método, me considero un actor intuitivo, que se enfrenta en las tablas a los personajes: ahí está la verdadera escuela. Y también he aprendido de compañeros como Luis Merlo, de Pedro María Sánchez o Manuel Galiana.

--¿Y sabe cómo decir el verso?

--Suponge que lo digo bien. El verso tiene una técnica, una rima y un ritmo. Luego el actor se olvida de esa técnica y trata de que llegue al espectador como si hablara con naturalidad, como si se estuviera tomando una caña en un bar. Si tienes claro lo que estás contando, da igual que sea en verso o en prosa.

--El teatro que ha hecho está marcado por los clásicos. ¿Ha sido una elección propia?

--Bueno, estoy satisfecho de mi currículum teatral; pero es muy complicado elegir. Uno hace lo que le viene y son pocos los que pueden permitirse elegir. Pero así uno va haciendo su bagaje. Actuar es una carrera de fondo. Cuando llegue al final me daré cuenta de todo lo que he hecho, pero sobre todo de que he vivido.

--Su vida está ligada al mundo del teatro. ¿Su decisión de actuar fue natural?

--Vengo de una familia teatral desde hace dos siglos. Ya mi abuelo trabajaba en la escena en el XIX. Sin embargo, no he sido un niño de camerino porque perdí a mi padre, que era también actor, cuando yo tenía dos años. Aunque esto va en los genes y cuando cumplí los 17 años me dije que lo que quería ser era actor.