El consumo moderado de cerveza puede disminuir uno de los factores de riesgo del alzheimer, ya que contiene silicio, mineral que parece interaccionar con el aluminio, metal neurotóxico que se relaciona con esta enfermedad. Así se desprende del estudio elaborado por las doctoras María José González Muñoz e Isabel Meseguer Soler, publicado por el Centro de Información Cerveza y Salud y presentado a la comunidad científica ayer en Cáceres. El portavoz del Centro, Jesús Román, explica las claves de este tipo de investigaciones.

--¿Cómo surge la idea de estudiar la relación entre la cerveza y la prevención de las enfermedades degenerativas?

--Bueno, esa inquietud surge de los investigadores que han llevado a cabo ese estudio concreto, el décimo quinto que el Centro de Información Cerveza y Salud publica. Nuestro interés no es, por tanto, analizar un aspecto específico de las consecuencias del consumo de cerveza, sino ampliar los conocimientos sobre esta bebida, de la que hasta ahora existía muy poca información. Así, el centro ha editado informes sobre vitaminas, antioxidantes, cerveza sin alcohol... Todos ellos presentan gran actualidad porque, en definitiva, revalorizan la dieta mediterránea, ya que cuando hablas de silicio estás hablando de verduras, frutas, etcétera, o sea, los alimentos que la caracterizan.

--¿Destacaría algún estudio?

--Todos los trabajos sobre las cualidades antioxidantes de la cerveza son muy interesantes, porque concluyen que el consumo moderado de esta bebida reduce el estatus oxidante de nuestro organismo. Me parecen muy importantes porque la oxidación de los procesos metabólicos está en el origen de muchas enfermedades degenerativas. En cambio, una dieta rica en antioxidantes previene tal fenómeno, reduciendo ese riesgo. Pero los antioxidantes no solo están en la cerveza, sino en todos los vegetales (frutas, legumbres, etcétera).

--¿Algún informe concluye que la cerveza puede tener efectos negativos para la salud?

--El efecto negativo de esta bebida está claramente delimitado y es el que deriva de que contenga alcohol, un tóxico que, sobre todo, perjudica al hígado. Por eso, nuestros estudios se centran en el consumo responsable de una persona adulta. En cuanto a la sin alcohol, no hay contraindicaciones que aconsejen limitar su ingesta, excepto a edades tempranas, cuando no se debe incentivar el consumo de bebidas relacionadas con el alcohol.

--¿En qué se concreta el "consumo moderado" que suelen aconsejar este tipo de estudios?

--Se considera consumo moderado, mientras no haya otra fuente de alcohol, la ingesta de dos a tres cañas en hombres y de una a dos para mujeres. En cambio, para cervezas sin alcohol no hay límite, ya que se trata de una bebida que es prácticamente agua y solo tiene una pequeña cantidad de azúcar.

--¿Recomienda consumir cerveza a partir de las conclusiones de estas investigaciones?

--No, no lo recomiendo. Lo que puedo decir, a partir de estos estudios, es que el que toma cerveza, hasta esas cantidades, puede obtener ciertos beneficios que, no obstante, también presentan otros alimentos, como el zumo o las verduras.