La población de los mayores crece. El denominado envejecimiento exitoso, logrado por las técnicas médicas, ha dado lugar a lo que se llama el envejecimiento del envejecimiento, de tal manera que el número de personas mayores de 80 años ha aumentado, y, además, va a seguir incrementándose teniendo en cuenta la calidad de vida que hay y los adelantos técnicos, así como los movimientos migratorios de mayores de otros países que se vienen a vivir a España.

Es un hecho que Jorge Sena, fiscal delegado para la protección y defensa de las personas mayores pone de manifiesto para, seguidamente, reconocer que se hace necesaria una mayor protección de los mayores. Hasta tal punto están necesitados de legislación, añade, que algunos autores han llegado a señalar que debería promulgarse una declaración universal de los derechos de las personas mayores.

--¿Realmente se hace necesaria una fiscalía para la protección y defensa de los derechos de los mayores?

--Sí. Se convierte en una auténtica necesidad. Teniendo en cuenta que en los últimos 20 años las personas mayores de 65 años se han duplicado en España (de 3,5 millones a 7 millones), y en los últimos 30 lo han hecho los mayores de 80 años, la asistencia de los mayores se ha convertido en un problema, en un auténtico problema que conlleva a su vez muchos diferentes, tanto económicos como jurídicos, sociales, políticos... Y si el Ministerio Fiscal ha de defender y promover la acción de la justicia de los ciudadanos y, muy especialmente, la de los colectivos más vulnerables, como son los menores, las mujeres y los mayores, y ya había fiscales encargados de la protección de los menores y de la violencia contra la mujer, ¿por qué no de los mayores? El fiscal general del Estado así lo consideró, que era necesaria también la creación de la delegación de mayores.

--Usted ha abogado por una ley integral para la protección de los ancianos y dependientes.

--Es que yo entiendo que este colectivo se encuentra actualmente desprotegido legalmente, pues no existen normas específicas que defiendan sus propios intereses, que se pueden vulnerar en el ámbito del derecho penal, el civil o el contencioso-administrativo. Solo contamos con la Ley de Dependencia, pero esta es una ley más bien de protección social, y como son varias las parcelas de la vida de las personas mayores que se pueden ver vulneradas, los mayores necesitan una protección integral. Por ello yo creo conveniente una ley de protección integral, con la cual un mismo órgano, en un solo acto jurídico o jurisdiccional, pudiera resolver todos los problemas que aporte una persona mayor.

--Algo similar a la ley integral de violencia de género, ¿no?

--Efectivamente. Si las mujeres, como colectivo verdaderamente vulnerable, se ven protegidas por el Derecho Penal, y además cuentan con una ley orgánica de medidas de protección integral contra la violencia de género, y leemos la exposición de motivos, donde se habla del porqué de la protección de las mujeres como colectivo vulnerable, yo encuentro que existe un marcado paralelismo con los mayores. Esto, en mi opinión, daría lugar a, al menos, debatir la posibilidad de que los mayores pudieran tener una ley integral semejante a la de las mujeres.

--Ha comentado que cada vez reciben más denuncias sobre maltrato a personas mayores.

--Lo cierto es que los mayores, esa tercera o cuarta edad, o el llamado envejecimiento del envejecimiento, que son los mayores de 80 años, son muy vulnerables y están sometidos a todo tipo de maltrato, tanto físico, como psíquico y económico. Y precisamente ante los más significativos, que son los físicos y los económicos, en el Código Penal no tiene una protección especial el mayor. Es decir, pegar a una persona mayor o estafarla, en principio, no tiene una gravedad específica.

--Y, por los casos que ha tenido ocasión de ver, ¿cuáles son las denuncias más frecuentes?

--El 90% de las denuncias o quejas que recibimos son, generalmente, por desatenciones que tienen los mayores en aplicación de la Ley de Dependencia, que es una ley excelente, pero que probablemente no esté suficientemente dotada, y que además, a mi modo de ver, se encuentra excesivamente burocratizada. Debido a ello se desarrolla con una gran lentitud, lo que hace que se vulneren muchos de los derechos que esta ley da a los mayores.

También las recibimos, aunque en menor medida, por malos tratos. En este caso se dan pocas de maltrato de familia, porque existe una especie de síndrome de estocolmo, es decir, que el mayor que está siendo atendido por un familiar difícilmente va a poner de relieve esa situación de maltrato. Casi todas las que nos llegan se refieren a centros de acogimiento de ancianos, y fundamentalmente de quejas de los familiares de los ancianos por las celebres sujeciones físicas, que no solo atentan contra la integridad física sino también contra la integridad moral del anciano, al atentar contra su propia libertad.

--Abrir un procedimiento y probar el maltrato ¿es en el caso de los mayores más o menos difícil que en el de las mujeres?

--En el caso de los mayores no es fácil. Y es que los malos tratos son muy difíciles de objetivizar, pues generalmente, sobre todo los físicos, se desarrollan en un ámbito de impunidad, en donde no hay testigos, y además hay malos tratos que no dejan señales, no dejan estigmas, por lo que es muy difícil la prueba. Y naturalmente, si no tenemos pruebas difícilmente vamos a poder tener éxito, pues por mucho que protejamos los derechos de los ancianos, los fiscales tenemos también que defender los de los presuntos autores, y tener siempre en cuenta la presunción de inocencia.

--¿Le ha llevado su nueva función a tener contacto con Extremadura?. ¿Opina que esta comunidad, que usted tan bien conoce, será especialmente conflictiva con el tema de los mayores, la ley de dependencia...?

--No es de las comunidades de las que recibo más quejas. Yo no veo a Extremadura como una comunidad especialmente problemática en este aspecto. De hecho, la Fiscalía de Cáceres me mandó una estadística sobre malos tratos y en ella solo figuraban dos o tres casos de maltrato en los que las víctimas eran personas mayores.

--Los servicios sociales suelen ser eficaces en la detección de menores en situación de riesgo, pero ¿ocurre en el caso de los mayores? o ¿se necesitaría una labor similar a la de los menores?

--Pues claro. Nos hemos volcado mucho con la protección de los menores y las mujeres, algo fundamental, pero también lo es dar la misma protección a las personas mayores, un colectivo realmente vulnerable. Este es el problema que a mí me preocupa, y por eso yo clamo por ello y estimulo al tejido social a que denuncie y ponga de relieve cualquier hecho de maltrato a personas mayores, algo que la verdad es que ya se está logrando.

--¿Cómo han de dirigirse a usted?

--Puede hacerse por escrito, teléfono o correo electrónico. Además, yo mantengo contacto diario con instituciones y federaciones de protección de mayores.