Van a cumplirse casi dos años desde que José Antonio Echávarri se hiciera cargo del departamento que aglutina tres de los sectores con más peso en la economía regional: agricultura, ganadería y el energético. Defensor del axioma 'la unión hace la fuerza', cree que el futuro de la región pasa por que se integre parte de su sector productivo para ser competitivos. También entiende que las ayudas de la PAC deben ir a quienes trabajan directamente el campo y se muestra convencido de que el mundo rural tiene mucho futuro. Para él, las renovables sin primas sí son viables económicamente.

--¿Tiene futuro el campo extremeño o hay tanta competencia que es difícil abrir nuevos mercados?

--No solo tiene futuro sino que Extremadura es lo que es gracias al campo. Tiene pasado, tiene presente y también futuro. Solo hay que comprobarlo en las exportaciones de productos agrarios, que en el último año fueron de 843 millones de euros, lo que supone un 11% más que la campaña anterior. Las exportaciones están muy consolidadas en Europa, en países como Reino Unido, Alemania, Portugal o Rusia. Y además estamos abriendo nuevos mercados en terceros países. No obstante, hay que cambiar las estructuras y amoldarlo al campo del siglo XXI.

--¿Cuál cree que ha sido el principal problema para que no hayamos explotado adecuadamente las magníficas materias primas con que contamos?

--El principal problema es la integración de los productos; la integración cooperativa, de las empresas; en definitiva, tener más músculo para exportar. En Extremadura existen casi 400 cooperativas agrarias entre los distintos pueblos, muchas de ellas haciéndose la competencia, lo cual es malo para exportar. El ovino, sin embargo, está muy integrado y nos ha dado un buen ejemplo de lo que se puede y debe hacer. También el bovino lo ha hecho, integrándose dos cooperativas de aquí con una andaluza, lo cual demuestra que la integración tiene que hacerse no solo en la propia región, sino también con otras comunidades. La integración ya ha dejado de ser una opción, es una necesidad para darle valor a nuestros magníficos productos.

--¿Cree que los agricultores y ganaderos tienen motivos para quejarse como lo hacen o con la modernización de las explotaciones agrarias ahora es fácil producir y lo difícil es vender con unos márgenes adecuados?

--El principal problema de agricultores y ganaderos son los precios. En casi todas las transacciones de venta que hacen, al final lo que venden iguala lo que les ha costado producir, y muchas veces está incluso por debajo. Por eso hay que aplaudir que el Ministerio de Agricultura haya sacado la ley de la cadena alimentaria, con la que habrá muchos más controles. Lo que no se puede hacer es competir muchas cooperativas con cuatro o cinco multinacionales, que son al fin y al cabo las que marcan los precios.

--¿Cuál es la política de su departamento para que el valor añadido se quede en Extremadura?

--Los extremeños, si tenemos algún defecto, es que hemos fallado en la transformación. Producimos muy bien, pero nos hemos quedado cortos en transformación. En algunos productos hemos llegado hasta una segunda transformación, pero hay que llegar en toda la cadena de valor añadido. Le pongo tres ejemplos de tres productos con señas de identidad de Extremadura: el corcho, el tabaco y el porcino. Si nos vamos al corcho, casi todas las fábricas de transformación están en Portugal y Cataluña; en el tabaco, aquí se recoge y transforma, pero no se lleva hasta el último eslabón de la cadena, que serían las fábricas de cigarrillos, que están La Rioja o en Canarias, pero ninguna en Extremadura, siendo si embargo productores del 93%. Y en el porcino pasa igual. El 85% de lo que se cría y ceba en nuestra región se va Salamanca.

--¿Por qué cree que son reacios los extremeños a unirse y formar por ejemplo una gran cooperativa o a montar una importante industria, cuando los expertos señalan que ese es el futuro?

--Posiblemente no se les ha inducido a que hay que integrarse y muchas veces las cooperativas están integradas en unos pueblos donde se hacen competencia entre ellas. Hay que formar más a los miembros de las juntas directivas de las cooperativas para que tengan más mejor visión empresarial que una visión localista de hacerse la competencia. Un ejemplo puede ser Monterrubio de la Serena, donde hay dos cooperativas haciendo aceite. Por eso es importante inculcarles la idea de la integración. La Administración, por su nuestra parte, debemos primar que los incentivos que se dan vayan precisamente a la integración y no al planteamiento localista de las cooperativas. Por ejemplo, la gran apuesta de cooperativas en el sector del tomate sería que se unieran las dos de segundo grado: Acorex y Acopaex, porque si ya somos la principal potencia en el sector del tomate, con la cooperativa única lo seríamos mucho más.

--Pero en la época que vivimos no se entiende tanto localismo.

--Todas esas cooperativas las integran otras más pequeñas y el problema es que nadie quiere perder su seña de identidad o sus privilegios. Desde la Administración debemos transmitirles que ese no es el camino, sino el de trabajar unidos. No se puede competir nunca mucha gente contra muy pocos.

--Uno de los grandes potenciales de la región es su dehesa, pero se está haciendo vieja. ¿Se puede remediar para sacarle todo el partido posible y hacer que la gente vuelva al campo?

--El ecosistema de la dehesa es la 'joya de la corona' extremeña y no solo se está haciendo vieja, sino que está teniendo muchos problemas, sobre todo de enfermedades. Nosotros hemos apostado firmemente por ella y hemos destinado 22 millones de euros en ayudas hasta el 2015 para prevenir enfermedades, para luchar contra la seca, para limpieza y para todos los trabajos que hay que hacerle a la dehesa para que siga siendo un ecosistema único.

--La crisis está cambiando la mentalidad de muchos jóvenes de las zonas rurales y están regresando al campo. ¿El futuro de esas comarcas pasa por que las nuevas generaciones tomen el testigo de sus padres y abuelos y aprendan a vivir de lo que la tierra puede ofrecerles?

--La regeneración del campo es importante porque la media de edad de la gente que se dedica a él es muy avanzada. Es verdad que con el

boom de la construcción de estos años anteriores nadie quería estar en el campo y ahora está volviendo mucha gente. La consejería tiene una línea de incentivos de 21 millones de euros este año para la incorporación de los jóvenes a la agricultura y la ganadería. Y la PAC ya lo contempla también, con una reserva del 2% del montante total para este fin. Además, es muy importante la formación de esos jóvenes, porque queremos que esas nuevas generaciones hagan las cosas de manera distinta. Mejor formados esos jóvenes van a beneficiar lo que hablábamos antes de la integración y de la transformación, porque tienen otra visión del campo.

--¿Tiene futuro la agricultura ecológica o ese asunto fue flor de un día?

--La agricultura ecológica tiene futuro, pero hay que hacer las cosas de otra manera. Nosotros estamos simplificando el procedimiento para poder producir esos productos. El problema son los precios, porque el coste de producción es mucho mayor y en los puntos de venta encontramos productos ecológicos al mismo precio que los que no lo son. Y eso es lo que hace que no sea rentable producirlos. Pero el camino va por ahí. La gente pide calidad y además que los productos sean más saludables. En ese sentido, la agricultura ecológica sí tiene futuro, pero mientras no haya una diferencia de precios entre unos y otros --lo cual es difícil en estos tiempos de crisis--, va a andar mal la cosa.

--Tenemos una ganadería diversa y en algunos casos de primerísima calidad, pero los ganaderos dicen que no le salen las cuentas. ¿Qué cree que falla y qué se puede hacer para que sea uno de los puntales de la economía extremeña?

--La ganadería ha pasado una mala época. Sobre todo en 2012, con una sequía terrible, lo que les supuso unos altos costes para alimentar el ganado. Este año, afortunadamente, ha sido muy bueno para los ganaderos por las copiosas lluvias.

--Uno de los productos estrellas es el porcino. ¿Ha salido Extremadura perjudicada con la nueva norma de calidad del ibérico?

--Estamos moderadamente satisfechos con ella porque por primera vez se reconoce una categoría intermedia, que es el cebo de campo, que es como un traje a medida para lo que producimos en Extremadura. El 75% de los que producimos es cebo de campo. Y eso diferencia al cebo de rejilla, el de pienso, que se cría en otros sitios. Esa diferenciación, que va a estar ahora en controles y etiquetas, nos va a permitir defender mucho mejor lo que producimos aquí. Además, casi todas las alegaciones que se han hecho desde Extremadura han sido recogidas.